Ernesto Sánchez Proal / Espacio exterior, vacío interior

AutorErnesto Sánchez Proal

"Algunas veces vuelo y otras veces me arrastro demasiado al ras del suelo"

Joaquín Sabina

La fascinación del hombre por el espacio, combinada con el gusto de algunos por las emociones extremas, es visto como un nicho de oportunidad prometedor por la firma rusa Orbital Technologies, que de acuerdo a lo recientemente publicado por MURAL (agosto 29, 2011), planea poner en órbita a 320 Km sobre la superficie de la Tierra el "Hotel en los Cielos", en el 2016. Los costos de desarrollo de una estación espacial como esta son del orden de cientos de millones de dólares, parte de los cuales están siendo financiados por la Agencia Espacial Federal Rusa, además de inversionistas privados.

Inicialmente planeada con enfoque a investigación y desarrollo, se agregó el turismo espacial a su misión. Enfocado a millonarios que puedan pagar alrededor de tres cuartos de millón de dólares por la experiencia que, según narran los astronautas reales, no es muy cómoda: desde la forma de comer, bañarse y por supuesto ir al baño en condiciones de micro-gravedad. Esta misma fascinación y romanticismo por la conquista del espacio ha querido ser aprovechada por políticos en los Estados Unidos que, a pesar de que los costos de poner gente en un lugar tan cercano (en términos espaciales) como la Luna son absurdamente altos, se han atrevido a proponer viajes tripulados de nuevo a la Luna, a Marte y ¡más allá!

En su más reciente edición de fin de semana, el New York Times publica que la Agencia de Proyectos Avanzados de Investigación de Defensa (DARPA) está ofreciendo medio millón de dólares en capital inicial para comenzar a estudiar los requerimientos de viajar... ¡a las estrellas! La imagen de Flash Gordon o del Sr. Spock vende mucho. Sin embargo, como se mencionó antes, los costos de los viajes tripulados por humanos son altísimos: por ejemplo, el Apollo 11, a la Luna, costó alrededor de 25 mil millones de dólares, a diferencia de los viajes no tripulados -o mejor dicho, tripulados por robots- que son más o menos un orden de magnitud menos costosos: la misión a Marte consistente en poner a dos robots semiautónomos (los "rovers" Spirit y Opportunity) en la superficie del planeta, que está por cierto casi 600 veces más lejos...

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