Ernesto Sánchez Proal / Esperanza y compasión

AutorErnesto Sánchez Proal

A pesar de la oposición abierta de China, en esta ocasión, el Gobierno de México sí permitió la visita del Dalai Lama, inclusive se reunió con el Presidente Calderón en Los Pinos. Habrá que ver los costos diplomáticos de esta decisión, pero por lo pronto, el poder mediático de este líder budista es enorme, y seguramente los tiempos políticos y el 2012 se imponen a la diplomacia.

Como se recordará, en el 2008, justo después de una gira oficial a China, el Gobierno no apoyó la visita del Dalai Lama, inclusive el Senado la rechazó con argumentos tan débiles como que "México es un Estado laico" (Francisco Arroyo, PRI) y tan alineados como que "respetamos la tesis de una sola China" (J. González Morfín, PAN) -¿alguien sabe en dónde quedó esa tesis ahora, que China va bien encaminada a ser una de las mayores potencias globales, y aún así no la respetamos?-.

Es innegable que el mensaje de esperanza y compasión del líder religioso es especialmente importante en estos tiempos (en el mundo entero) por lo que esta visita tiene aspectos muy positivos. No es un idealismo romántico: en una excelente entrevista publicada el 12 de septiembre por Grupo REFORMA, Tenzin Gyatso reconoce que no es aconsejable practicar la compasión cuando a uno lo está atacando un "perro loco", pero confirma que no se debe perder la esperanza ni la confianza en nosotros mismos; y de verdad que el mundo necesita practicar ambos conceptos.

Comencemos por la compasión: el sentir lo que el otro está sintiendo (empatía) y actuar en consecuencia. Esto es, la compasión está directamente ligada a la empatía: ponerse en los zapatos del otro, como primer paso antes de hacer algo. Daniel Goleman, el principal exponente del concepto de Inteligencia Emocional, opina que si uno "no puede tener empatía y relaciones (interpersonales) efectivas, no importa qué tan inteligente seas, no vas a llegar muy lejos".

Y es totalmente cierto, los líderes auténticos son capaces de entender emocionalmente a su gente y actuar, con la consecuencia del reconocimiento y apoyo de quien apoyaron. Al final de cuentas...

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