'Es buena causa'

AutorJorge Ricardo

MéXICO.- La rifa hace llorar. Por ejemplo, a don Carlos Castrejón, 80 años, el pelo blanco, el pantalón roto, la camisa rota, las uñas secas saliendo de sus huaraches viejos. Las voz en un susurro con lágrimas: "Ojalá hubiera mil personas como Andrés Manuel que nos gobernara toda la vida, porque es un ser humano que no es un ladrón", dijo tras su careta contra el Covid-19.

Su boleto de la rifa del avión en una mano y el del camión de Jojutla, Morelos, a la Ciudad de México en la otra: "Vine nada más comprar un boleto, para devolverle lo que él nos da".

De pronto, el futuro estaba aquí. Después de tanta propaganda presidencial, de meses de desviar la atención con la rifa del avión, de enredos con los 6 millones de boletos que no se pudieron vender, gritaban los vendedores en la explanada de la Lotería Nacional: "¡Es para hoy, es para hoy, es para hoy la rifa del avión!".

Los compradores, el pueblo -los que se llaman a sí mismos "pueblo"-, iban de un lado a otro, de una fila a otra sin precaución por la pandemia del Covid-19. Con sus billetes de 500 pesos en la bolsa y hablando de su amor por López Obrador.

En el último día, la mayoría compraba, pero hubo quien compró hasta diez. "¿Es lo mismo comprarlos aquí o allá?", preguntaban. Había tres expendios, con los vendedores ambulantes disputando la plaza. Una mujer se quejó en la puerta: "Me habían dicho que traían la foto de López Obrador".

El costo del avión con Felipe Calderón había sido de 6 mil millones de pesos. El actual Gobierno lo cotizó en 2 mil millones. Divididos entre 100, la rifa del avión entregaría 100 premios de 20 millones. De los 6 millones de boletos, la mitad la compraron empresarios que una noche se reunieron con López Obrador. Un millón fueron regalados al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y en la suma total se vendieron 4 millones 179 mil. Las ganancias, si hay, irán al sistema de Salud. Todo mundo sabía lo difícil que era ganar. Sabía también que, al final de show, el avión seguiría sin venderse.

"No importa. Esta rifa es una buena causa. Y aparte, el avión es un ejemplo de lo que no debe de existir en un gobierno con pueblo pobre, un avión ridículamente ostentoso", dijo el señor Daniel Bravo, que había llegado antes de las 6 de la mañana a comprar su boleto desde Cuautitlán.

María Concepción Ávila Morán, de 81 años, con su hermana María Teresa, de 75, indicó que vive al norte de la ciudad. "Venimos

a cooperar con el Presidente para la rifa de su avión, para...

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