'Es Fuentes insustituible'

AutorOscar Cid de León

Un sábado de 2004, durante la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Carlos Fuentes divisó dos "islas" y una "península" mientras navegaba el océano que conformaba entonces la narrativa mexicana contemporánea. Se refería a Cristina Rivera Garza y Xavier Velasco, los insulares, cada quien con su propia escuela, y a tres miembros del crack, esa península, Jorge Volpi, Ignacio Padilla y Pedro Ángel Palou.

"Ellos vienen del regreso del boom, pertenecen al 'boomerang'", dijo.

Trazaba, de alguna forma, la geografía de la narrativa nacional de ese momento. Se mencionó incluso que los estaba bautizando, que les pasaba la estafeta.

Fuentes ya no está, y cuatro de los autores que "apadrinó" esa tarde hablan ahora de su ausencia, de la generosidad de quien entonces los señaló. Pero antes Padilla advierte: "Sí, puede ser que en ese momento parecía que nos estaba pasando una estafeta, pero siempre lo estaba haciendo. Lo hizo hasta el final de su vida; lo hizo, por ejemplo, con Juan Gabriel Vázquez, con Santiago Roncagliolo, en fin. Carlos Fuentes jugaba como capitán de escuadra italiana".

"¿Una estafeta de ese tamaño?", se pregunta Velasco, quien parece hablar por todos: "No, qué horror. Yo no la quiero. ¡Imagínate! Aunque fuera entre los cinco, no la cargamos; te lo aseguro" y luego suelta una carcajada por el auricular.

Como sea, lo que impera ante la muerte de ese "padrino" generoso que exaltó sus letras es la tristeza, cierta desolación.

¿Qué se hace ahora sin Fuentes, la voz referencial viva de la literatura mexicana hasta hace dos semanas?

Su fallecimiento representa el fin de una época para Latinoamérica, indica Volpi, la época de los intelectuales con estatura continental, voceros de la región. Sólo queda Vargas Llosa.

Los escritores que Fuentes señaló en Guadalajara aquel sábado de noviembre -Volpi, Velasco, Padilla y Palou; Rivera Garza no respondió el llamado de Reforma- exaltan al intelectual insustituible dentro del panorama de la literatura mexicana, al cual aportó obras como La Región más Transparente y Todas las Familias Felices.

¿Deja el autor orfandad?

"Su generosidad fue una bocanada de aire fresco en un medio intelectual enrarecido y envilecido", advierte Palou: "Nos trató como iguales, sin serlo. Era un padre literario que se creía hermano mayor. Nos deja en la orfandad, qué duda cabe".

Velasco habla de desamparo: "Estaba uno tan acostumbrado a tener ese faro allí, esa atalaya. Creo que se nos fue el último gigante y nos...

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