'Es una guerra'

Cancha / STAFF

Hugo Cervantes es un joven de 24 años que vive en Loma Dorada, en Tonalá, y durante una época tuvo que pelearse casi a diario.

No le gustan las riñas, pero tuvo que usar sus puños para defender a sus dos hermanos adolescentes, quienes decidieron meterse a las barras.

"Aquí es una guerra y es una cosa que pasa diario", asegura Hugo, quien combina sus estudios de contabilidad con un trabajo en un despacho de ingenieros, "es como un pretexto para agarrarse a golpes, y muy común, porque en la zona hay muchos de la Barra 51, puedes ver paredes rayadas con signos de 51, o tachados con signos de Irreverentes, o sea, aquí el problema está fuerte".

Este es sólo un caso que ejemplifica un nuevo fenómeno que azota la Zona Metropolitana de Guadalajara; la rivalidad que comenzó en las canchas ha degenerado en pleitos de pandillas.

Lo peor para Hugo es que ha tenido que enfrentar a golpes a ambos bandos, pues su hermano de 15 años le va a las Chivas y el de 14, al Atlas. Ambos compraron unas pulseras que usan los barristas como distintivos, y desde ahí han recibido múltiples agresiones, tanto en la escuela como en la calle.

"Lo empezamos a notar porque ellos traen unas pulseras que supuestamente son de las barras, entonces, siempre que andan en la calle llegan personas de equipos contrarios y los agreden, les dicen que les van a quitar las pulseras y que los van a golpear".

"Me he tenido que meter yo, porque son gente grande, o sea, no miden nada ni se tientan el corazón, y yo no le voy a ninguno, pero no se van a meter con mi gente y no voy a permitir que le peguen a mis hermanos por irle a un equipo", aseguró.

Como futuro contador, Hugo no pierde las cuentas: su hermano atlista lleva 15 peleas y el rojiblanco, seis.

No todos los miembros de las barras son violentos, pero una nueva generación de aficionados en plena adolescencia es la que ha decidido incursionar en estos grupos, ocultarse en la turba para hacer desmanes y últimamente partir su barrio en dos: chivas y atlistas.

"A diario hay problemas", asegura, "por lo que me platican ellos (sus hermanos), uno de sus amigos se metió a una página de Internet, pusieron comentarios de burlas por el Clásico y ya hemos visto que los andan buscando para golpearlos", expresó Cervantes.

Este fenómeno se encuentra ampliamente documentado en Internet, donde los barristas presumen sus riñas y lanzan sus amenazas; el fenómeno se replica en la mayoría de las colonias populosas.

Para la buena fortuna...

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