Esconde enigmas 'Páramo' de Rulfo

AutorSilvia Isabel Gámez

Comala existe. Juan Rulfo imaginó un lugar tan caluroso como el infierno. En Pedro Páramo, esta localidad de Colima presta su nombre a San Gabriel, la ciudad de Jalisco donde se ubica la novela.

"Hay que ser mentiroso para hacer literatura", aseguraba el escritor. Y advertía: "quienes busquen Comala, no lo encontrarán, ni tampoco a los personajes de la novela, porque no tienen rostro".

El 19 de marzo de 1955 se editó Pedro Páramo. Ha pasado más de medio siglo, y sus interpretaciones no se agotan, advierte Rafael Olea Franco, investigador del Colmex.

La novela debe leerse hoy como una profecía, sugiere el crítico literario Julio Ortega. México es una tumba abierta, y todos sus habitantes son hijos del cacique, la piedra que funda el desierto.

"México, nos dice, es ilegible porque, en tanto desierto, no tiene centro. Entre la violencia y la corrupción hemos perdido el alma", señala el especialista peruano.

La obra de Rulfo modificó los paradigmas de la literatura, subraya Jorge Ruffinelli, académico de la Universidad de Stanford. "Después de Pedro Páramo, toda novela escrita tradicionalmente tuvo un siglo de antigüedad".

¿Existió una hacienda a principios del siglo 20 llamada La Media Luna? Al parecer se trata de un lugar ficticio, escribe Sergio López Mena en su Diccionario de la obra de Juan Rulfo.

El verdadero Pedro Páramo fue, según el cronista de Sayula, Federico Munguía, un hacendado llamado José María Manzano, dueño de El Jazmín. Un hombre violento que despojó a los indios de sus tierras en Tolimán.

Le atribuye también rasgos de dos hacendados de la región: Jacinto Cortina y José Bobadilla. Otras voces dicen que Rulfo se basó en su abuelo materno, Carlos Vizcaíno, dueño de la hacienda de Apulco, cuya riqueza atribuían a un pacto con...

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