Esenciales y nutritivas

AutorAreli Ávila

Mucho antes de que la papa (Solanum tuberosum) fuera considerada en Europa como un alimento básico para la supervivencia del hombre, ya era reconocida por sus propiedades curativas o por su belleza decorativa.

Su carácter medicinal la acompañó en su viaje trasatlántico realizado con la compañía de Pizarro, quien la introdujo en España en el Siglo 16. Poco después, el mismo rey Felipe II envió los tubérculos al Papa Pío IV para remediar el reumatismo en 1565.

Otro personaje que influyó en su propagación en el Centro y el Norte del Viejo Continente fue el botánico flamenco Charles de Lescluse, conocido como Clusius, quien se la llevó a Viena en 1588 y después a Frankfurt, en 1589. En ese entonces la papa lucía su fisonomía como planta de ornato en los jardines de los palacios europeos.

Un siglo más tarde Sir Walter Raleigh la introdujo en Irlanda, donde su cultivo se expandió por toda la isla y rápidamente se convirtió en el alimento básico de la dieta irlandesa.

Diversas referencias históricas indican que gracias a que se consumían cocidas y con cáscara los cocineros lograron conservar sus vitaminas y minerales, lo que contribuyó a que mejorara la salud pública en Irlanda.

Se dice que muy pocos alimentos contribuyen a la alimentación de manera tan equilibrada. Esto se debe a que contiene los ocho aminoácidos esenciales; vitamina A, B1, B2, B6 y C; ácido fólico; ácido pantoténico, niacina, además de que aporta todos los minerales esenciales. La papa también es rica en carbohidratos en forma de almidón, los cuales son fácilmente digeribles por el organismo.

Aunque en 1756 aún no se conocían sus propiedades nutrimentales, Federico el Grande de Prusia estaba tan convencido de que con ella mitigaría el hambre de su gente, que firmó un decreto para obligar a los campesinos a cultivarla, echando mano hasta de la fuerza pública.

Durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763) cayó prisionero el botánico francés Antoine Augustin Parmentier, quien sobrevivió comiendo puras papas. Una vez libre promocionó afanosamente su consumo hasta convencer al rey Luis XVI a motivar su cultivo para mitigar la hambruna que prevalecía en Europa en 1788.

Para el Siglo 19 la papa se había difundido en otros países del Viejo Mundo convirtiéndose en alimento de primera necesidad. Hoy existen más de 470 especies registradas.

Fuente: Ingeniero agrónomo Héctor Balderas Franco, secretario del Grupo Especializado en Papas del Mercado de Abastos.

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