Etica Empresarial/ La ética y el bono sexenal

AutorGonzalo Rivero Torrico

El cumplimiento del deber es un acto ético. Es comportarse de acuerdo a lo que se espera de nosotros, es desempeñarse en la forma que se ha convenido y por la cual se recibe una remuneración. Al comenzar el sexenio, los burócratas que fueron contratados sabían que tendrían un trabajo que duraría seis años y aceptaron libremente las condiciones que se les ofrecieron. Quienes sobrevivieron al sexenio anterior tampoco pueden alegar ignorancia sobre esta materia.

Aceptando que en años anteriores el trabajo que desempeñaban los servidores públicos estaba mal remunerado, podríamos comprender que se buscara algún medio para equilibrar sus ingresos, recurriendo a veces incluso a las "dádivas" de quienes requerían sus servicios y se desesperaban por la lentitud en la atención que recibían. Pero en los últimos años, los sueldos y las prestaciones de este sector de nuestra sociedad han sido revisados, precisamente para evitar que se tuviera que recurrir a medios que la sociedad condenaba.

En efecto, los servidores públicos gozan ahora de buenos ingresos y prestaciones: trabajan 48 semanas, con jornadas de seis horas al día en la mayoría de los casos, gozan de asueto en los feriados y "puentes", reciben el equivalente a 50 días de trabajo como aguinaldo y, de vez en cuando, son favorecidos con otros ingresos. Además, una vez que logran ingresar en la nómina con plaza de base, no hay poder humano que pueda despedirlos.

Examinemos ahora el trabajo que hacen los servidores públicos, reconociendo que se está mejorando notablemente su actuación, aunque todavía no llega a lo que podríamos esperar de un trabajador normal. Quien ha tenido que hacer un trámite en las oficinas del Gobierno, sea éste municipal, estatal o federal, encuentra al otro lado del mostrador personal en abundancia, pero improductivo. Se les puede observar conversando con sus compañeros o por teléfono, levantándose de su puesto con frecuencia y hasta comiendo en su escritorio sin importarles que delante de ellos haya una fila de personas esperando ser atendidas. No es raro encontrar a trabajadoras que atienden a sus hijos pequeños en las últimas horas de la tarde, en vez de trabajar, o a quienes se dedican a comprar lo que las vendedoras ambulantes les vienen a ofrecer. Todo esto es conocido y tolerado y es lo que les ha dado mala fama.

En las empresas del sector privado, en ocasiones se premia un desempeño sobresaliente en alguna forma, por ejemplo, con un bono a la productividad o a la...

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