La Alcazaba/ Europa y México: el norte y el sur

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

¿Alguna vez ha reflexionado sobre la gran diferencia que existe entre ser madre en uno y otro confín del mundo? Pareciera que el norte y el sur, el este y el oeste estuviesen delimitados por una línea fronteriza que marca la diferencia entre el ser y el padecer.

En los países que no pertenecen al llamado primer mundo, la situación de muchas mujeres raya casi en la indigencia. Dado que en la historia de la humanidad la crianza de los hijos se ha inclinado más hacia el rol femenino, resulta contradictorio que las madres no cuenten con los apoyos suficientes para salir adelante con sus hijos cuando las circunstancias son adversas, es decir, cuando son viudas, madres solteras, divorciadas o separadas, y se desenvuelven dentro de una situación económica deficiente.

Durante los largos años de mi vida en Europa vi cómo las mujeres recibían subvenciones del Estado por el número de hijos que tuviesen, debido sin duda a la decreciente tasa de natalidad. Pero el hecho es que las mujeres, en especial las que se encuentran solas, reciben incentivos que les permiten gozar de una calidad de vida aceptable.

Las ayudas varían según el país, pero en términos generales se puede hablar de subsidios para vivienda, educación gratuita para los hijos, pensiones, descuentos en transporte y gratuidad en los servicios de guarda y custodia de los hijos. Las mujeres reciben capacitación para el desarrollo de habilidades que les permiten acceder al mercado de trabajo, ya sea subordinado o por su cuenta.

Pueden solicitar financiaciones para montar un negocio y convertirse en empresarias sin tener que echarse la soga al cuello con el pago de préstamos bancarios que las asfixien con los intereses. El Estado incluso participa como socio capitalista.

Pueden pedir también exención de impuestos o por lo menos reducción de los mismos. Tienen flexibilidad en sus horarios laborales, son visitadas frecuentemente por trabajadores sociales que están atentos a sus necesidades, cuentan con seguridad social que les garantiza la obtención de servicios médicos y sanitarios para ellas y sus hijos. Tienen acceso a instalaciones deportivas, a tarifas especiales en viajes de recreo organizados y se impulsa su participación en actividades lúdicas y culturales.

Pero en nuestro País las cosas son muy distintas. ¿Cuántos de los productos que serán colocados en los mercados europeos, estarán hechos por manos de mujeres cuyas condiciones de vida las han orillado a no satisfacer los requerimientos...

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