La Alcazaba/ Una experiencia tatuada

AutorLuisa Fernanda Cuéllar

Para contratar personal, los profesionales de Recursos Humanos elaboran un filtro por el que debe pasar todo candidato. Estos filtros pueden ser desde los más elementales hasta los más sofisticados dependiendo de la empresa y de las funciones que el postulante vaya a desarrollar dentro de la misma.

Sin embargo, por más completo que sea el proceso de selección, mi opinión es que sigue adoleciendo de algo fundamental: Un acento pronunciado en la exploración de la experiencia emocional del individuo, misma que afectará su estilo de trabajo y sus relaciones interpersonales.

Los tests sicológicos proporcionan una información considerable acerca del candidato en cuestión, pero lo verdaderamente profundo de sus motivaciones queda oculto. De ahí que la entrevista sicológica revista una importancia vital en el conocimiento que se pueda extraer del aspirante.

También es verdad que la personalidad es dinámica, lo cual significa que se va transformando en función de las circunstancias, por lo que la personalidad de un individuo al ingresar a una empresa puede verse modificada unos meses después debido a la influencia constante de los acontecimientos interiores y exteriores.

De cualquier manera es importante conocer más a fondo lo que ocurre dentro de una persona en el momento de su contratación. No olvidemos que un 80 ó 90 por ciento del éxito en el trabajo depende de la inteligencia emocional, no del coeficiente intelectual. Y ese manejo de las emociones se va dando a través de la experiencia.

Todos los seres humanos tenemos cinco sentimientos primarios de los cuales se derivan una interminable sucesión de combinaciones, éstos son: miedo, afecto, tristeza, enojo y alegría. Y todos ellos promueven la supervivencia y el desarrollo.

Las emociones son factores determinantes a la hora de tomar decisiones, y son precisamente los indicadores somáticos (fisiológicos) los que incrementan la precisión y la eficacia de los procesos de decisión. La emoción es un movimiento hacia fuera, un impulso que nace del interior y nos relaciona con el entorno.

Las emociones asustan porque nos enfrentan a una realidad que en ocasiones se preferiría ignorar, nos obligan a encarar la verdad, por eso en muchas culturas se considera que reprimir las emociones es lo más adecuado. Pero no es así, ya que inhibirlas favorece la pasividad y la falta de responsabilidad, puntos esenciales para la productividad.

Si un empleado siente miedo a equivocarse en el desarrollo de sus tareas...

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