Federico Reyes Heroles / Coaliciones, ¿para qué?

AutorFederico Reyes Heroles

Un grupo plural de mexicanos firmamos un desplegado cuya idea principal es impulsar gobiernos de coalición. Por varias de las reacciones se desprende que no fue claro. ¿Coaliciones para qué, si son un desastre? No se pueden poner de acuerdo en los consejeros electorales, ¡imagínate una coalición!

La palabra coalición no es nueva en México. De hecho, si algún problema lleva su historia es el manoseo que desvirtúa. Conocemos de alianzas y "coaliciones" -previstas en el código electoral- que han servido para conquistar el poder. Los esfuerzos por desplazar a un PRI hegemónico las han concitado. Oaxaca, Puebla y Sinaloa son las más recientes. Pero una vez logrado el objetivo central -sacar al PRI del poder- lo que sigue no es muy halagüeño: repartición de puestos a partir de presiones y cuotas, jaloneos entre servidores que se supone pertenecen a un mismo equipo, en fin, desorden. El origen de las coaliciones está en el parlamentarismo, son la fórmula natural de formar gobierno. Los regímenes presidenciales parten de la lógica del triunfo de mayoría simple que opera muy bien en países con pocos partidos políticos, Estados Unidos por ejemplo. Pero no ocurre lo mismo con aquellos en que las fuerzas partidarias se dividen en varios frentes. Sartori ha dicho que el presidencialismo "digiere" mal esa multiplicación: los acuerdos se dificultan mucho, los ejecutivos se debilitan, las acciones de gobierno se atascan. Suena conocido.

Hay otro agravante, el que gana se lleva todo y el que pierde, pierde todo. Así es el principio mayoritario, ello provoca dos consecuencias graves: la polarización del discurso y el alejamiento de la responsabilidad de gobierno. Los de afuera, los opositores, no tienen ningún incentivo para que el gobierno camine bien y rápido. También suena conocido. De ahí surge la propuesta. La parálisis en asuntos de fondo que vive México podría condenar a varias generaciones a quedar atrapados en un rezago educativo, laboral, de ingresos que no merecen. ¿Cómo destrabar al actual sistema?

Hay quien pugna por incrementar las mayorías artificiales para dar al partido vencedor y al Ejecutivo mayor control y conducción. Otros se inclinan por la segunda vuelta, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, para obligar al electorado a concentrar poder. Ambas medidas se miran como un contrapeso a cierto efecto perverso de dispersión de la pluralidad. Pero las coaliciones de gobierno son otra opción, quizá la más acorde con nuestros tiempos.

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