Felipe Díaz Garza / Farol de la calle

AutorFelipe Díaz Garza

La semana pasada llegaron al país 93 jóvenes haitianos que, becados por el Gobierno de México, estudiarán en 50 universidades del País.

Las becas forman parte del programa "300 Becas a Haití", acordado a finales de 2012 por la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la SRE, la Secretaría de Educación Pública y el Ministerio de Asuntos Extranjeros y Cultos de Haití.

Cada beca incluye transportación aérea, pago por costos académicos, manutención mensual equivalente a cuatro salarios mínimos y seguro de gastos médicos del IMSS.

Este es el segundo contingente (93) de becarios de este programa, que arrancó el año pasado con 103 beneficiarios y concluirá el próximo año con otro centenar, aunque el optimista Gobierno de México confía en que "en los siguientes años este programa continúe, para que cada vez sean más los haitianos que tengan la oportunidad de estudiar en México", destacó el Canciller José Antonio Meade, al recibir a sus becarios el viernes pasado.

Créame que en principio, pero muy al principio, no me parece mal la generosidad del Gobierno de México aunque el Canciller y el Presidente Peña Nieto saluden con el sombrero ajeno de los causantes. Recordemos que el Secretario de Hacienda Videgaray y su nada aristotélico sheriff del SAT (Aristóteles Núñez) nos ordeñan a diario a los mexicanos, a los pagadores de impuestos que acabamos siendo, sin intención expresa de nuestra parte, los verdaderos padrinos y madrinas de estudios de los desventurados haitianos.

Me permito llamarles desventurados, porque provienen de un país sin ventura o de muy mala ventura, pobre de solemnidad, insalubre, explotado por una clase política corrupta y demás expresiones de la delincuencia, con mala o ninguna educación, con desempleo galopante, con fenómenos naturales catastróficos frecuentes y todas las condiciones torcidas que usted quiera agregar, incluido el fanatismo religioso aderezado con cultos satánicos o sus equivalencias.

Toda esa horripilancia social a diferencia de nuestro País, de nuestro México bendecido con la riqueza generalizada, con acceso universal a la educación en las mejores escuelas y con los mejores maestros del mundo, gobernado por...

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