Félix Fernández / A puerta cerrada

AutorFélix Fernández

Si la gran diferencia se establece cuando pagan por verte jugar, entonces los partidos "a puerta cerrada" pierden gran parte del sentido profesional para todos los involucrados. Las pretemporadas están llenas de partidos de preparación "a puerta cerrada"; encuentros silenciosos en los que se magnifican los gritos de los protagonistas, solo que al darse la misma situación en un encuentro oficial, ese silencio se vuelve inhibidor. No hay silencio más fuera de lugar que el producido por el esqueleto de multitud en un estadio de futbol.

Como futbolista, llegar a un estadio donde miles de personas deberían estar presentes y solo ver policías preparados para disolver manifestaciones, es bastante extraño... los puestos ambulantes de comida o souvenirs se quedan guardados junto con ese ingreso económico que permite a muchas familias sobrevivir. El camino hacia los vestuarios, siempre ruidoso y estimulante, desencaja con el eco de la soledad; se siente la necesidad de producir ruido, por lo que la música dentro del vestidor no solo es incuestionable, sino urgente... No hay autógrafos, fotos ni porristas; pero en contraparte hay protocolos que no se alteran: la salida al terreno de juego, los árbitros que llegan con la misma anticipación, vestidos de traje y recorren la cancha de la misma forma que lo harían con las tribunas llenas.

Lo más terrible inicia junto con la salida al campo y el partido: La porra íntima dentro del vestuario puede ser escuchada por la prensa que se encuentra bastante lejos. Esos 50 metros que recorre cada equipo desde la salida de su túnel hasta el centro del campo, son el estallido de la presión y al final, esa formación que no culmina con el saludo entre equipos...

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