Fermentados nacionales

AutorLala Noguera

La Ciudad de México, noble e insigne Ciudad de los Palacios -como le llamaba Don Guillermo Tovar de Teresa, uno de sus cronistas más importantes-, es una capital que, poco a poco, ha dado la espalda a bebidas y comidas tradicionales.

Con la llegada de grandes consorcios y cadenas de comida rápida, platillos y brebajes de los abuelos y otros antepasados corren el riesgo de caer en desuso y desaparecer. Aquí una mirada a dos bebidas en esta categoría:

*Tlachiquera y mezcalillera, defensora de la cultura del mezcal y su elaboración artesanal y local. Imparte degustaciones en Casa Azteca (en CDMX).

Como el mariachi y el mole, el maguey forma parte de nuestra identidad. A esta planta se le llama también agave, pues el botánico sueco Carlos Linneo, quien la conoció al llegar a América, le dio ese nombre que en latín significa "admirable".

El agave es más antiguo que el maíz y se ha usado de diferentes maneras; por ejemplo, los pobladores del México prehispánico cocían sus piñas para comérselas como dulce y utilizaban las hojas para hacer los tejabanes de sus casas. De esta planta también se extrajo la primera bebida prehispánica: el pulque.

El pulque es una de tantas bebidas que nuestro País ha dado al mundo. A lo largo de nuestra historia este elixir fue consagrado a los dioses y sus representantes en la tierra -gobernantes, sacerdotes y guerreros-, pero también ha sido infravalorado, despreciado y estigmatizado.

Su existencia ha estado en riesgo por prohibiciones gubernamentales, sobreexplotación de su materia prima y pobreza entre los productores de maguey.

De origen prehispánico, el pulque se elabora a partir de la fermentación del agave o maguey. Su consistencia suele ser espesa y viscosa.

La diferencia entre amarlo y odiarlo depende de acudir al mejor lugar para degustarlo y éste se llama tinacal: destino del aguamiel una vez extraído del maguey ya capado y raspado.

Generalmente, el aguamiel se recolecta dos veces al día para ser transportado al tinacal, donde se verterá en las tinas para su fermentación espontánea.

No se utiliza ningún otro componente. Eso de la "muñeca" (que se refiere a acelerar la fermentación con estiércol) fue una leyenda urbana que estigmatizó a una bebida tradicional que hoy lucha por sobrevivir en el gusto de las personas.

Su producción y consumo se da principalmente en los estados del centro del País: Tlaxcala, Estado de México, Hidalgo, Ciudad de México, Puebla, Morelos, Querétaro, Guanajuato, Guerrero...

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