La fórmula es la seguridad

AutorRoberto Ramírez

Pasaron ya 17 años desde el último día negro en la Fórmula Uno. Después de ese fatídico domingo 1 de mayo de 1994 en el que Ayrton Senna da Silva falleció, la máxima categoría del automovilismo no volvió a ser la misma, la seguridad en los autos y en las pistas pasó a ser preponderante, implacable. Senna no murió en vano.

Corría el séptimo giro del Gran Premio de San Marino y Ayrton Senna, fiel a su costumbre, estaba en la punta de la carrera cuando a 320 kilómetros por hora negociaba la entonces rapidísima curva Tamburello del circuito de Imola, pero de pronto perdió el control de su Williams FW16 y chocó contra un muro. El trágico resultado del impacto marcó para siempre al deporte motor.

Y es que un día antes, en las pruebas de clasificación, se había matado también el austriaco Roland Ratzemberger, y años antes que los 2, muchos pilotos más: Wolfgang Von Trips, Gilles Villeneuve, Jim Clark, Lorenzo Bandini, Francois Cevert, Bruce McLaren, Jochen Rindt, Ronnie Peterson, Ricardo Rodríguez, sólo por recordar a algunos. Era demasiado. La sangre tenía que dejar de correr en las pistas.

Tras la muerte del tricampeón brasileño, la FIA introdujo en el reglamento de la Fórmula Uno una serie de medidas para mejorar la seguridad no sólo de los autos, también de los circuitos. Tamburello por ejemplo fue modificada con una chicana reductora de velocidad.

Una revisión exhaustiva en los circuitos derivó en nuevas áreas de escape, más amplias y asfaltadas para que los pilotos tengan más margen de maniobra o para frenar en caso de salirse de una curva. Prácticamente sólo el circuito urbano de Mónaco permaneció intacto y ahí sí, cualquier error de conducción implica estrellarse, pero es la carrera más emblemática de la Fórmula Uno y aún con el peligro que implica todos los pilotos la quieren correr y desde luego, ganar.

Los monoplazas ahora son más resistentes debido a las estrictas pruebas de impactos frontales y laterales que deben superar antes de ser aprobados por la FIA para correr. Los "cockpit" tienen mayor altura y han mejorado las barras antivuelco.

El piloto se ubica más atrás, en una posición más segura y con mayor protección lateral para su cabeza, además de que los cascos son cada vez más ligeros y resistentes, como lo comprobó el de Felipe Massa en el Gran Premio de Hungría del 2009 al ser golpeado de frente por una pieza metálica que desprendió el auto del también brasileño Rubens Barrichello.

Un casco de hace 10 años difícilmente le...

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