Francisco Javier González / Ganar, el único verbo posible

AutorFrancisco Javier González

El final de película con el gol de Raúl Alonso Jiménez, el viernes en el Azteca, le puso kilos de maquillaje a una manera de jugar que el Tri no mudó a otra mejor pese al cambio de director técnico.

Cuando cerca del final cayó el empate, las sensaciones fueron las mismas de las cuatro anteriores ocasiones en que el Tri jugó como local el Hexagonal: empieza bien, redondea buenos primeros tiempos en los que su falta de contundencia dista de asegurar el marcador y en el complemento se cae.

También Panamá adelantó filas, hizo que México perdiera por buenos ratos la posesión y la posición en el campo y su gol, producto de una mala decisión de Hugo Ayala y otra del árbitro que no señaló una falta sobre Rafa Márquez, hicieron que los demonios de otras noches salieran de todos los túneles del Azteca. El empate, que dadas las circunstancias se convertía en una derrota que alejaba a la Selección del Mundial, recorrió la médula de los testigos presenciales ya sea en el estadio o electrónicamente. Esa sensación tan desagradable volvía.

La ya célebre chilena de Jiménez, a dos minutos de entrar al campo, se pareció a esa otra noche mágica en la que el Azteca se convirtió en un majestuoso escenario: la de la Final, en que un último golpe dejó la victoria en los dueños del terreno frente a Cruz Azul.

Ha sido tan mala la Eliminatoria, tan esquiva en sus resultados y en la consistencia de los desempeños, que el grito de gol que inundó al Azteca para evaporar...

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