Francisco Javier González / Clásico más que desigual

AutorFrancisco Javier González

Se conjugaron dos verbos anoche en el Azteca.

Mientras el América se deslizaba, las Chivas se tropezaban una y otra vez. Fue la historia de un Clásico que debió ser sentenciado con un mayor marcador al dos a cero que apenas refleja pálidamente lo sucedido.

La diferencia visible entre un equipo que fluye en su futbol, que desborda gracias a su velocidad y habilidad en las bandas y que aprieta como un pistón para arrebatarle el balón al enemigo, es mucha cuando el de enfrente no liga cuatro pases, es incapaz de retener la pelota y tiene un solo disparo en los noventa minutos. Disparo, por cierto, lanzado a treinta metros de Marchesín.

Para eso tienen que considerarse varias buenas noticias en el América: Ibargüen jugó como hace tiempo no se le veía, Renato mostró un ascenso visible y se hicieron dueños de las bandas junto con uno de los jóvenes, Clemente, que vio como sus solidarios compañeros ayudaron a rescatar cuatro jugadas perdidas inocentemente a cambio de dos atrevimientos notables para disparar que van mostrando sus condiciones.

Es cierto lo que dice Miguel Herrera. Se están precipitando algunos jugadores por la regla de menores que tiene pros y contras.

La falta de actitud de las Águilas en partidos recientes -un rato contra Pachuca, Morelia, Necaxa- fue suplida con el ojo de tigre que volvió a...

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