Francisco Javier González / Ejercicio de amor y odio

AutorFrancisco Javier González

El América tiene algo de soberbio y una exigencia mayor que los demás, sin excepción.

Sufre de un apetito insaciable de estar en el centro del escenario y ser aplaudido u odiado y muestra cicatrices por cada una de esas veces en las que no le pudo cumplir a su gente, de cada noche en que vio coronarse a otro, en que le arrancaron un Clásico o dio un partido aburrido.

Las principales polémicas las alimenta el América que durante muchos años trajo a jugar a México a quien quiso, incluyendo mundialistas célebres que en algunos casos hicieron época y en otros pasaron de noche. Pero siempre apostó.

En la vida de un equipo de futbol hay altas y bajas. Pero estas no deben modificar su naturaleza, su ADN. Cuando eso ha ocurrido, la historia condena a los osados. El Atlante y el Necaxa eran los protagonistas de un antiguo Clásico capitalino y ahora pagan predial en ciudades que su origen jamás hubiera sospechado.

Con sus refuerzos, las Águilas vuelven a poner el dedo en el renglón: tienen que estar en boca de todos, dar ese espectáculo que inicia desde el nombre de sus contrataciones y ganar todos los partidos que el calendario le exija o al menos intentarlo convencido.

Es polémico Ménez porque tal vez perdió la magia durante su último año, en el que la Liga turca le volteó la espalda. Pero por otro lado, es alguien que ha jugado sin desentonar bajo la dirección de los mas consagrados y recibiendo pases de los mas dotados. Una figura europea ansiosa que generó controversia antes de tomar el avión que lo trajo.

El América no es un equipo...

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