Francisco Javier González / Llorar por Argentina

AutorFrancisco Javier González

Desde que venció en la Final a México en la Copa America de Ecuador 1993, Argentina no ha ganado ningún título.

La Copa América de Brasil representa otra oportunidad para creer en ella, pero se rehúsa a la buena voluntad que se le profesa.

La derrota frente a Colombia y el gris empate de ayer con Paraguay, le obligan a ganarle a Qatar y esperar resultados para saber si regresa cada quien a su casa o se mantienen en el torneo.

Por lo pronto, en estos dos partidos hemos asistido al velorio de algunas viejas costumbres argentinas.

Lo primera razón es que no tiene una idea concreta.

Parece que el juego se reduce a buscar a Messi para que resuelva el partido, renunciando a cualquier acto de improvisación, riesgo o jugada personal que le ayude al astro a descargar tanto peso.

Equivoca pases, difícilmente combina, rehúye al desborde y toca en corto la mayoría de las veces para evitarse problemas.

La segunda, es que perdió combatividad.

Argentina era orgullosa, a veces arrogante: no se daba por vencida porque está llena de caudillos que hoy no se manifiestan.

La salida del equipo para el segundo tiempo fue reveladora: las imágenes en la televisión nos hicieron ver caminar a un equipo en silencio, con la cabeza baja y el paso lento hacia el terreno en el que se debían jugar la vida en el segundo tiempo porque ya perdían el partido. Nada más alejado de una expresión guerrera.

Salvo un cuarto de hora de la parte complementaria, Argentina volvió a desaparecer de manera tan evidente, que sólo una atajada de Armani para detener un penal en contra le permitió sacar un puntito.

¿Cuándo puede un equipo tan...

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