Francisco Javier González / El príncipe vestido de mendigo

AutorFrancisco Javier González

Primero los números, luego los adjetivos.

El análisis que presenta CANCHA es implacable y sin sesgos.

Mientras que el América es campeón, Cruz Azul recobra brío aunque se quedó en la orilla y Pumas salió de su crisis pese a su dolorosa eliminación, el Guadalajara abandonó hace año y medio el pedestal conquistado.

De los cuatro fantásticos de la Liga de acuerdo a su relevancia histórica, las Chivas se han rezagado de tal manera que hoy sus compañeros de vivienda son la escoba y el recogedor.

Guadalajara no ha perdido su importancia, su lugar consentido en el corazón de la afición mexicana. Pero si ha perdido terreno, prestigio, convocatoria en casa y reflectores.

Sus números como local son terribles. Gana cada cuaresma y eso ha espantado a una feligresía que ya había reconquistado hace año y medio con ese título que, paradójicamente, fue el inicio del desastre.

Pero en la combinación de sus logros fuera de casa, la ecuación tampoco ayuda: en los últimos tres torneos solamente supera a los desdentados Tiburones y a los atribulados Lobos BUAP. El resto de la Liga MX lo ha hecho mejor que el Rebaño.

Ahora sí, los calificativos. Elija usted el que guste. Decepcionante, preocupante, paupérrimo, increíble, gris, vacío, agonizante. ¿Alguno más?

Eso es lo de menos.

Lo de más, es saber qué harán las Chivas para revertir un nebuloso presente aderezado con su papelón en el Mundial de Clubes.

Lo que le sucede no es producto de un solo factor o de una sola decisión. Para que un equipo campeón haya tenido tal derrumbe, se reúnen un concierto de calamidades: se fue meses después el técnico...

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