Francisco Javier González / Triste sábado

AutorFrancisco Javier González

Estar frente al televisor el sábado por la tarde recordó algunas de esas películas cuya historia nos transportaba desde el suspenso hasta el horror.

Recordarán muchos una que se exhibía algunos domingos de Súper Tazón llamada "domingo negro" en la que en el último instante se frustraba un atentado terrorista contra el Memorial Coliseum donde jugaban Dallas contra Pittsburgh.

Sembrar pánico -voluntariamente o no- en la multitud congregada en un escenario deportivo suele tener graves consecuencias. Las tragedias del estadio nacional de Lima, de Hillsborough, del estadio de los Kaizer Chiefs en Sudáfrica o en el Heysel de Bruselas en la Final entre Liverpool y Juventus son algunos ejemplos de ello. Algunas de esas páginas negras en la historia del futbol mundial fueron originadas por imperdonables descuidos, otros por fallas en la seguridad y algún otro porque la violencia generó lo demás. Lo presenciado en vivo durante el partido entre Santos y Monterrey fue, pese a lo sanguinario de nuestros tiempos, una nueva experiencia.

Escuchar disparos de arma de fuego sin saber de dónde venían ni a quien estaban dirigidos, ver a los jugadores lanzarse al césped o correr hacia los vestidores, a los aficionados buscando refugio debajo de alguna butaca o hechos ovillo en el terreno de juego genera una impotencia brutal. Como la que existe todos los días, pero...

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