Franky Mostro / Volando bajito

AutorFranky Mostro

Tras 5 meses de semiencierro me puse a recordar esas misiones suicidas de la chamba que sólo un mostro se atreve a completar cuando el motivo así lo justifica.

Como aquella vez, en 2010, cuando me prestaron el nuevo Shelby GT 500, con su motor 5.4 atascado de 540 hp de veneno gringo repartidos en 8 colmillos en forma de bujías. Este auto para mí era algo muy especial, no bastaba con levantarse a las 4 de la mañana para recibir la mejor luz y hacer una portada bien bonita, de esas que le gusta hacer a la "Rapunzel de la cámara", a.k.a. Carlos Quevedo, como dice su INE.

Se movió cielo mar y tierra, se cobraron favores, intentamos sobornar sin éxito y se prometieron mil cosas para que al final se consiguiera algo que parecería difícil en Estados Unidos e imposible en México: que un avión Mustang P51 posara como edecán junto al Shelby.

El avión vivía en Monterrey pero había un pequeño problemita, el P51B participaría en una exhibición aérea de la Segunda Guerra Mundial en Arizona, a lo que el dueño nos dijo: "pues aquí está pero se va maña por la tarde" ¡Já! Pobre ingenuo, no sabía con quién trataba.

Tomé la tarjeta ilimitada de gasolina para pruebas, cargamos solo las cámaras pues ya no daba tiempo para los calzones y, a primer hora del amanecer, crují el short shifter en primera y me arranqué a Monterrey. Con la orden de mi jefe de que las multas no importaban hice zumbar ese supercargador como nunca, llenando espejos y haciendo cambios de luces, la gente no dudaba en moverse a la derecha, parecía que cada uno de los automovilistas apoyaba mi misión de llegar a tiempo.

Sólo en un tramo de esas interminables rectas en la cual...

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