Frontera Invisible / Confesiones políticas

AutorSergio Muñoz Bata

Preocupado por su leve caída en la preferencia de los votantes en la primaria de enero en Iowa, Mitt Romney, uno de los candidatos a la nominación del Partido republicano a la presidencia para el 2008, la semana pasada habló sobre su mormonismo exaltando sus virtudes y despejando malentendidos y, sobre todo, expresó su creencia en que "Jesucristo es el hijo de Dios y el redentor de la humanidad".

A Romney le preocupa que un grupo de votantes, sobre todo en el sur del país, siga pensando que los mormones son miembros de una secta misteriosa que practica la poligamia y cuyos principios se basan en manuscritos que un hombre excéntrico y carismático tradujo con la ayuda de un ángel.

En esto, sus temores parecen exagerados. La última encuesta de Los Angeles Times muestra que sólo el 13 por ciento de los votantes republicanos objeta su religión mientras que al 73 por ciento no le importa cual sea su religión.

En realidad, a Romney le preocupa más el ascenso en popularidad de Mike Huckabee, otro aspirante a la candidatura republicana.

Ante un electorado abrumadoramente protestante, blanco, mayor de edad y conservador el ex Gobernador de Arkansas es el candidato ideal.

Además de ser pastor de una iglesia protestante, Huckabee quiere que en las escuelas públicas se enseñe no solo la teoría de la evolución sino la de la creación; como Presidente enmendaría la constitución para prohibir el matrimonio entre personas del mismo sexo, y el aborto. Es además, defensor a capa y espada de la Asociación Nacional del Rifle.

El discurso de Romney tiene su antecedente más directo en la campaña presidencial de Jimmy Carter que utilizó su renacida fe religiosa y en sus creencias para llegar a la presidencia en 1976.

Como era inevitable, el discurso de Romney ha sido comparado con el famoso discurso que John F. Kennedy hiciera en 1960 para despejar dudas legítimas e ilegítimas de quienes temían la posible influencia del Vaticano sobre quien podría ser el primer Presidente católico en la historia de Estados Unidos.

En este caso, sin embargo, la analogía no funciona. Kennedy no era un católico practicante; Romney ha sido obispo mormón. En su discurso, Kennedy se pronunció por la separación absoluta entre la iglesia y el estado y favoreció la subordinación de ésta a éste. Romney se declaró contrario al secularismo y dijo que se equivocan quienes sostienen que la religión es un asunto privado que no tiene cabida en la vida pública.

Con su discurso, Romney le ha dado...

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