Frontera Invisible / Furia electoral

AutorSergio Muñoz Bata

La semana pasada, por ejemplo, el aluvión contra los indocumentados fue durante un debate organizado por CNN y YouTube, en el que el ex Gobernador de Massachusetts, Mitt Romney acusó a Rudy Giuliani de haber fomentado la inmigración ilegal durante su gestión como Alcalde de Nueva York.

Giuliani le contestó que era Romney quien había dado refugio a los ilegales en su propia casa. Viendo el fuego cruzado, Tom Tancredo, un senador por Colorado cuya candidatura se sustenta es su monotemática obsesión anti-inmigrante, no ocultaba su satisfacción.

A nadie sorprende que en un debate los contendientes se ataquen. Lo insólito, según los observadores políticos, es la intensidad con la que abordan el tema y la prominencia que le dan los candidatos a un asunto que apenas si registra en la mente de los votantes como uno de los grandes problemas nacionales.

Resalta que ninguno de los candidatos que apoyan la política de la Administración de George W. Bush en Iraq ha presentado un plan integral sobre cómo conduciría la guerra y menos ha dicho cómo y cuándo la terminaría.

Nadie ha presentado propuestas efectivas para replantear la guerra global contra el terrorismo o fórmulas para resolver de forma pacífica las peligrosas y profundas diferencias sobre energía nuclear con Irán.

También brilla por su ausencia la discusión sobre posibles estrategias para reactivar la economía nacional, como por ejemplo, como detener el descenso de los índices de bienestar de la clase media estadounidense o cómo diseñar una política energética eficiente que reduzca la excesiva dependencia del país en el petróleo.

Lo más incomprensible, sin embargo, es que la discusión sobre la guerra en Iraq, nunca alcanza los niveles de intensidad que provoca la inmigración, un asunto sobre el cuál la mayoría de los norteamericanos opina que tendría solución si hubiera voluntad política.

Meses antes de las elecciones de noviembre de 2006, la mayoría de las encuestas realizadas por universidades, medios de comunicación, partidos políticos y empresas encuestadoras independientes mostraban que si bien la mayoría de los estadounidenses desaprobaba la entrada ilegal de trabajadores al país, favorecía la aprobación de una reforma migratoria integral que incluyera algún tipo de "legalización" a aquellos inmigrantes que cumplieran con ciertas condiciones, un programa de trabajadores huéspedes bien administrado y un reforzamiento de la frontera para mejorar la seguridad interna.

Aún así, como bien ha...

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