El Gabinete del Dr.Caligari/ Viaje fantástico

AutorAlfonso Islas

¿Recuerdan aquella película de los sesentas, en donde Raquel Welch y la tripulación de un submarino miniaturizados son introducidos por la vena de un paciente para recorrer su organismo y curarlo de una enfermedad mortal?

Se trata de Fantastic Voyage (Richard Fleischer. 1966) y aunque -según un servidor- no es muy buena, ganó dos Oscares: uno por sus efectos visuales y otro por la escenografía, además de que estuvo nominada para otros dos por su color cinematográfico y por su edición.

La mención anterior y el recuerdo de cómo el sistema de defensa del individuo que es nonointervenido ataca a la bella Raquel, quedan alojados en mi mente.

Otros ejemplos de películas de ficción científica bien planteadas los tenemos en la próxima a celebrar su significativo 23 aniversario 2001 Una Odisea Espacial, de Stanley Kubrick, con guión de Arthur Clarke; y Blade Runner (Ridley Scott. 1982).

De lo anterior queda claro que, de nuevo, la ficción científica a través de novelas y películas bien logradas plantean hipótesis fundamentadas de lo que el mundo y los humanos pueden llegar a lograr ayudados por la ciencia, ahora que la nanotecnología, desarrollada en la última década, es toda una realidad.

Pero no siempre ha sido así. Las sociedades que nos han precedido, ni imaginaban los mundos y submundos de lo micro, lo minúsculo, que también existe y coexiste con lo macro y aún con las dimensiones estelares.

Durante mucho tiempo, los humanos tuvimos una tendencia natural a medir lo que nos rodea con referencias anatómicas: la pulgada, el pie, el brazo y la cuarta, incluso siguen siendo unidades de medida en uso por países tan poderosos como Estados Unidos quien, junto con Burma, son los únicos pueblos que persisten en contra de la corriente midiendo todo en yardas, millas y furlongs.

La resistencia sajona tiene sus asientos en la defensa de lo propio; no era posible que los franceses de la gran revolución y su Asamblea Nacional vinieran a imponer eso del metro (del griego métron; medida), basado en la circunferencia de la Tierra, ideado como una medida de la línea que atravesaba a París del Polo Norte al Polo Sur.

Esa línea imaginaria fue dividida por los franceses entre 40 mil y así establecida como el metro patrón; desde entonces, con una base decimal que permite multiplicarlo o dividirlo por potencias de 10, dando así un sistema adoptado internacionalmente por ser más lógico y objetivo que las referencias anatómicas o de objetos familiares.

El...

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