Gabriel Zaid/ El futuro de la corrupción

AutorGabriel Zaid

Al hablar de corrupción, suelen mezclarse tres conceptos distintos: 1. La degradación de las cosas que dejan de ser lo que eran. Los frutos se pudren, los cadáveres se agusanan, los vinos se tuercen, los textos dicen otra cosa, las leyes y las instituciones van perdiendo sentido. Esta corrupción no desaparecerá. Es una tendencia universal, con aspectos positivos:gracias a los frutos podridos, pueden germinar las semillas de renovación.

  1. La desviación de lo mejor, en los actos de las personas. A diferencia de la corrupción natural de las cosas, que se mide contra el pasado, la corrupción de las personas se mide contra sus opciones:su deber, su desarrollo potencial, una mejor actuación posible. Con otra diferencia:aunque los resultados de los actos corruptos no tengan remedio, la degradación personal es reversible. Optar o no por lo mejor es una posibilidad permanente de cada persona. Por la misma razón, siempre habrá un porcentaje equis de actos corruptos.

  2. La corrupción como sistema político. La prosperidad personal en el servicio público no es, por sí misma, corrupción. Es deseable que los funcionarios crezcan como personas, al hacerse cargo de los intereses colectivos, en beneficio de la sociedad y de ellos mismos;que se prestigien y ganen la confianza de sus conciudadanos agradecidos;y que esto se traduzca en recompensas económicas.

    La corrupción no está en que tengan intereses particulares (individuales o de grupo)coincidentes o no con el interés público, está en que sus intereses no sean publicables;en que el sector público no sea realmente público, ni esté sujeto al escrutinio de los ciudadanos, que son sus presuntos propietarios;en que éstos no puedan fácilmente saber lo que hacen sus presuntos apoderados, ni puedan fácilmente revocar sus poderes, llamarlos a cuentas y castigarlos o premiarlos. La corrupción está en la mentira de que el poder es de los ciudadanos cuando en realidad es de una mafia traficante de influencias, protección y chantajes;está en la simulación de un Estado de derecho para enmascarar un Estado de chueco.

    La corrupción ha sido la verdadera constitución política de México. Lo cual no se debe a que el homo mexicanus tenga genes degenerados, como creen algunos racistas, sino a circunstancias históricas, que aparecieron y desaparecerán. La transmisión pacífica del poder hasta hoy viene del golpismo institucional del Presidente Calles, que, después de los asesinatos de Madero, Zapata, Carranza, Villa y Obregón...

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