La Gaceta del Charro/ Para acabar pronto

AutorGermán Dehesa

CRONICAS DE LA CANDELARIA V: No. No es fácil regresar de Tlacotalpan y diré algo todavía peor: me urge regresar a mi jarocho y subvertido edén donde la felicidad me fue propicia, rítmica y navegable. Es horroroso aterrizar en México (por lo menos, no fue junto al Periférico) y enterarse (en el supuesto de que realmente nos estemos enterando) de la sangrienta trifulca de la Prepa 3 que, como suele suceder, puso bajo sospecha a todos y terminó provocando -Zedillo dixit- lo que ya sabemos (o comenzamos a saber); pasan los días y las cosas, lejos de aclararse, se enconan y revuelven bajo un cúmulo de informaciones cruzadas; mi congestionado entendimiento saca tres cosas en claro: hay que liberar a la inmensa mayoría de los muchachos; hay que reestablecer la vida académica y hay que ir al Congreso Universitario. Con la mirada triste recorro los diarios en busca de algún alivio. No hay mucho. La Selección mexicana en un partido aburridísimo apenas pudo derrotar por 1-0 a un grupo de pokémones cuya estrella se llama Ito (vocablo nipón que, según el perro Bermúdez, significa "oreja sangrante", tal cual). Un fiasco. Del juego de los Pumas prefiero no hablar.

En Guadalajara ya se armó el tapatipancho protagonizado por Carpizo, Cárdenas y el Cardenal, carcachas caradura que carcomen cargos y caridades con cargantes carantoñas (¡caramba!). Voy de desaliento en desaliento. Mi "información" se redondea con la surrealista y muy simbólica fotografía de un avión del Estado Mayor (¿o menor?) Presidencial sin alas y remolcado por la vía pública. Ante todo esto, yo quisiera regresar a Tlacotalpan y a su gozo casi perfecto. Dije "casi" porque ahí sólo dos cosas me incomodaron: la ominosa sensación de estar comiendo sin saber a qué horas irrumpirá...

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