La Gaceta del Charro / El difícil descanso

AutorGermán Dehesa

A Cuernavaca me trajo la tosferina. Esto ocurría en 1948 cuando la capital de Morelos era el lugar de descanso y de intriga de todos los políticos mexicanos. Yo tenía cuatro años y casi no recuerdo nada. El asunto es que mi hermano de seis años tenía tosferina y esta enfermedad, según las consejas de la época, se curaba sorprendentemente si el enfermo era elevado a gran altura en un avión descubierto. Todo esto lo averiguó mi papá (o eso nos contó) que obtuvo también el dato de que en Cuernavaca había un piloto muy serio (yo no conozco a ningún piloto payaso) que se dedicaba a realizar estas ascensiones terapéuticas. No se dijo más. Veloz como el dictamen del Juez a Echeverría, mi papá agarró a sus dos hijos y a la madre del doliente y los depositó en el hotel "Los Pericos" que, según me cuentan, todavía existe. Hecho esto, mi padre zarpó con rumbo desconocido (sospecho lo peor). Mi madre, que era una profesional de la abnegación, se trepó al avión con su tosijiento retoño y a mí me dejó en tierra tropical a la mitad de magno berrinche por no participar en la aeronáutica hazaña. Del ascenso, mi madre regresó en calidad de correosa de limón y con mi hermano tosiendo como Dóberman hidrófobo. Ya que estábamos en Cuernavaca, decidió mi madre que nos quedáramos dos semanas con cargo a mi papá. Fue así como obtuve mis primeras vacaciones en Cuahnáhuac. Al cabo de ellas, mi hermano, por puro cansancio, dejó de toser y mi mamuchis y yo quedamos rozagantes.

Al cabo de 56 años estoy aquí de regreso. Mi padre, mi madre y mi hermano ya murieron y supongo que estarán volando por el cielo morelense, aunque mi madre anunciaba que la condena eterna de mi padre era casi segura. Aunque en condiciones muy distintas, he venido otra vez en busca de recuperar la paz del alma y la armonía del cuerpo. Mi refugio ahora es una casa propiedad de mi familia política regenteada (la casa y la familia) por la Jaguara con férrea zarpa. Yo opino que es una casa bonita, pulcra y habitable; pero la Jaguara como está convencida de que desciende directamente de los faraones (supongo que los de Texcoco), no puede estar sin emprender todo tipo de magnas obras de construcción o de ornato. Es la Uruchurtu post moderna.

La primera noche fue terrible. En la recámara que solemos ocupar se han realizado notables "mejoras". La más peregrina y riesgosa es sin duda...

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