La Gaceta del Charro / Tiempo de descansar

AutorGermán Dehesa

Es maravilloso. Todos los que generan información acalambrante están de vacaciones. El músculo duerme, la ambición descansa (trabajando). Piensen, chicas y chicos que alegran mi alma con su frecuente lectura; piensen, les digo, en que a partir de septiembre no conoceremos la paz. Don Vicente nos hizo el favor de anunciar urbi et orbi que la temporada de caza del animalón en forma de silla, el único e incomparable maratón sexenal en pos de la tricolor bandita Johnson quedaba formalmente inaugurado. Por eso se fueron todos de vacaciones. Suspirantes y suspirantas se han retirado a juntar fuerzas en sus casas de campaña. Ya verán ustedes cómo, a partir del Informe, comenzará a retemblar en sus centros la tierra tenochca. Aquí, allá y acullá las manadas de búfalos avanzarán "en pique huracanado" rumbo a esa prometida tierra que es Palacio Nacional sucursal Los Pinos. A los que no tenemos intereses inmediatos, aunque sabemos que seremos víctimas de los resultados de tan singular contienda, lo único que nos queda es hacernos a un lado, prepararnos y mirar de lejitos la lucha de titanes (??) tratar de que no nos salpiquen las vísceras voladoras y esperar con novedosa paciencia a ver quién sobrevive, quién nacerá de este parto de los montes que, por primera vez, no será por cesárea. Atención, ciudadanos: a nosotros no nos toca pujar (ya pujaremos luego); nos corresponde esperar.

Mientras transcurre este parto múltiple del que sólo surgirá una criatura viva (las otras, a excepción de Cuauhtémoc que sin duda preparará su quinta campaña, quedarán cuchitas para siempre), nosotros, se me ocurre, podemos entretenernos contando historias y comentando, sin buscar simbologías ni trascendencias, lo que la remansada vida mexicana nos vaya ofreciendo en estos días. No son tiempos de ponernos intensitos. Nosotros también merecemos descansar. Así pues, no esperen en los próximos días ningún pronunciamiento deslumbrante, ningún análisis definitivo (¿de qué?), ninguna tesis electrizante. Dice Camus que la vida es más inteligente que nosotros. Podemos y debemos dedicar algunos días a escuchar lo que dice esa vida que desde nuestro corazón habla.

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