La Gaceta del Charro/ El Santo Jov

AutorGermAn Dehesa

Mis buenos y muy queridos lectores jaliscienses (por cierto; mi más sentido pésame para las Chivas y un abrazo erótico y varonil para Trino) ya tienen antecedentes de un asunto que comenzó siendo local y que, en los últimos días, se ha vuelto globalifílico (supongo que la creación del hombre también comenzó siendo un incidente local). Me refiero a las cuantiosas e ilícitas maromas del ínclito personaje llamado Cirilo José Ocampo Verdugo, conocido entre la mejor sociedad (que es la peor) como Jov. Su enorme y ramificado tendedero donde -dicen los medios- ponía a secar los dólares recién lavados se le comenzó a deshilachar en una caja de ahorros que regenteaba en Puerto Vallarta. Todo fue -dicen las siempre confiables autoridades- tan burdo e irritante, que ahí comenzaron a entrar en sospechas y a darle "seguimiento" al asunto y a abrir "líneas de investigación". El hecho es que en este caso (¡oh, magnífico milagro!), mediante el sencillo trámite de averiguar hasta dónde llegaba el tendedero, se vino a descubrir que el señor Jov que cuidaba los ahorros de los neovallartinos, hacía lo propio en decenas de lugares y que lo hacía tan bien y con tanto escrúpulo y eficacia que, si le hubieran dado un poquito más de tiempo, podría haber comprado completo el territorio africano a precio de locura, (¿no hubiera sido maravilloso anexarle a nuestra Federación el estado de Africa, capital Nairobitlán de Comonfort). La justicia mexicana tronchó en flor los patrióticos afanes de don Jov. Me parece bien. Sobreviven algunas preguntas: ¿por qué las autoridades mexicanas tardan tanto en descubrir las evidentes anomalías de tantos y tantos...

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