Gaceta del Angel/ Si nos viéramos

AutorGermán Dehesa

Estoy levemente desencontrado con mi país. Tengo la molesta sensación de que le estamos dedicando demasiado tiempo, morbo y atención a asuntos realmente irrelevantes: ¿deberá haber o no imágenes religiosas en las dependencias oficiales? (¡a mí quéchimimporta!, lo que tiene que haber en las dependencias oficiales es eficiencia, decencia y buena atención, si los que están ahí quieren tener una réplica en migajón de la catedral de Maguncia, me da igual); ¿por qué mandaron a Marta Hari a Perú y dejaron al güerito chiflando en la loma?, pues no lo sé, pero no creo que sea asunto de seguridad nacional, pues, además, el güerito ya está muy resignado a que nada más lo quieran la escoba y el sacudidor.

Los ejemplos podrían multiplicarse, pero el caso es que, en lugar de proponer y trabajar, estamos discutiendo puras estupideces. Nunca como hoy México tiene una imagen tan positiva en el extranjero. Nunca como ahora hay voluntad internacional de apostar por el futuro de nuestro país. Cuánto mejor estaríamos si los mexicanos lográramos mirarnos con la confianza y la fundada esperanza con las que nos miran los extranjeros.

¿Cómo agradecer?

Mis regalos de cumpleaños todavía me duran. Creo que nunca me habían obsequiado cosas tan extravagantes y espectaculares. Menciono dos y no lo hago para suscitar envidias, sino para convidar usuarios.

No creo que muchos de ustedes puedan presumir de haber recibido una mecedora tlacotalpeña. Me refiero a un mueble, porque las chicas de por allá también tienen capacidad de mecimiento. Bueno, pues yo ya tengo una (hablo del mueble) y me emociona pensar que ya no es importante que mi vida atardezca puesto que puedo gozar de ese atardecer como aquellas señoras compuestas y decidoras que allá, en los Portales de Tlacotalpan, provocan la puesta de Sol a base de las cadencias de su mecedora, de su sabrosa plática, de su ver pasar la vida mientras entretejen recuerdos. La mecedora, por supuesto, está a la disposición de todos los que en mi país se sientan cansados, pero quieran pastorear el amanecer. Para esta tarea, nada como una mecedora tlacotalpeña de la acreditada marca Vitico.

Una señora me preparó un mole de ésos que ya no hay. No saben...

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