Juan García de Quevedo / Ciudadanía indefensa

AutorJuan García de Quevedo

La muerte de un candidato, seguramente ganador, recorre los procesos electorales en un clima de crispación. La frase que se repite es "contra las balas, votos", pero no son suficientes las consignas democráticas que apelan a una ciudadanía heroica cuando el gobierno no cumple su función esencial: dar seguridad. El Estado existe por ello y para ello, sin seguridad, ni la vida ni la libertad son posibles. Cuando se habla de zonas donde es imposible instalar casillas, sencillamente se está reconociendo que es imposible cumplir el primer deber y el primer derecho ciudadano que es votar.

Por otra parte, el esfuerzo opositor para parar al priismo llegó a tocar las puertas de lo absurdo. Alianzas opositoras que lo único que ponen en claro es la debilidad de la oposición, su total fragilidad electoral. Elecciones donde lo más seguro es que los perdedores judicialicen la contienda electoral. Este propósito se puede ver a distancia.

El Presidente Calderón está dejando un País dividido y en guerra: una a balazos, con soldados en la calle, y otra política, con partidos actuando en la más absoluta irracionalidad. Peor imposible. Calderón, jefe de Estado y de Gobierno, lo es también de partido con el agravante de que, cuando hay elecciones, Gobierno y Estado se resuelven en partido.

Incapacidad, inexperiencia y falta de oficio del grupo gobernante son un constante que acarrea situaciones de caos y desorden. Lo cierto es que formar políticos lleva años y años, donde la experiencia de gobernar no se puede aprender en manuales ni conferencias. Para gobernar la experiencia es la primera fuente de conocimiento, experiencia no de uno o dos sexenios, sino experiencia que tiene que ver mucho con la meritocracia indispensable en la formación de cuadros políticos.

Es claro que el priismo ganará la mayoría de los Estados en disputa, y también es claro que la oposición se consuela con ganar uno o dos Estados. Para la alianza opositora, ganar uno o dos Estados sería un triunfo político, un triunfo del experimento opositor. Algo verdaderamente surrealista es que la oposición siempre ha...

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