Juan García de Quevedo / Don Jorge Matute Remus

AutorJuan García de Quevedo

A la memoria de mi padre

Jorge Matute Remus y mi papá, además de primos, fueron toda la vida los mejores amigos. Me platican que cuando don Jorge Matute Remus logró esa hazaña de mover la Telefónica, mi padre, don Luis García de Quevedo Anaya, se opuso de forma radical a que lo hiciera y más con las operadoras de teléfonos trabajando. Pero cuando Jorge Matute se proponía algo, lo lograba y ante el temor lógico de los trabajadores de la Telefónica, ideó la mejor manera de darles confianza: sencillamente metió a su esposa e hijo al edificio y lo desplazó 12 metros sin interrumpir ni un segundo el servicio.

La primera casa de mi padre la construyó mi tío Jorge justo enfrente de la suya, en la calle Aurelio Aceves, aunque muy pronto se mudó a ese arbolado oasis de paz en medio de la ciudad, en la calle Colomos, donde aún vive su esposa, mi tía Esmeralda Villaseñor.

Lo cierto es que mi padre sentía una admiración sin límites por Jorge Matute y razones no le faltaban. Rector de la Universidad, Presidente Municipal de Guadalajara, Premio Nacional de Ciencias. Pero era además para mi padre, y también con razón, la referencia ética y moral más fuerte. Nada más justo que un hombre de ese calibre estuviera en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Por esa relación estrechísima que toda su vida mantuvieron, me da lástima que mi padre no pudiera verlo. Pocos se sentían tan orgullosos como él cuando don Jorge recibía alguno de los muchos reconocimientos que por fortuna recibió en vida, y hoy estaría sin duda en cada celebración, en cada acto solemne, escuchando con atención cada discurso.

Por lo menos una vez a la semana yo estaba presente para jugar futbol en su casa. Sus hijos, mis primos, son todos de una inteligencia notable. Juan Jorge, ingeniero civil, quien por desgracia murió prematuramente en un viaje a Chapala, Elena es una conocedora de arte excepcional, Esmeralda una extraordinaria especialista en neurociencias. A su esposo, Juan Manuel Durán, lo conocí justamente en los partidos de futbol que organizaba mi primo Pedro, un conocedor y estudioso del cine. Por sugerencia de mi tío Jorge, Pedro cumplió estudiando una carrera relacionada, me parece, con la administración, pero en cuanto terminó se fue a México a estudiar su pasión esencial, el cine. Entre sus amigos y maestros, personajes del tamaño de Ludwik Margules...

Sé que mi tío Jorge siempre leía una página de la Biblia al levantarse...

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