Genaro Lozano / Cienfuegos

AutorGenaro Lozano

La detención en Estados Unidos del general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, sacudió al país entero por la magnitud de lo que implica y por los temas que detona para la discusión pública. Es muy pronto para imaginar los alcances de que se le comprueben los cargos de asociación delictuosa al militar, pero por lo pronto hay varios puntos por analizar.

En primer lugar, la detención es un golpe brutal para la moral del Ejército. Imaginemos la historia de un actual teniente de infantería. Un hombre que entró al Colegio Militar en 2012, se graduó en 2015 como subteniente, escaló a teniente en el 2018 y ahora está a punto de ir a su promoción para capitán segundo. Ese oficial tendrá ahora unos 28 años y cuando ingresó al Ejército lo hizo para encontrar educación y trabajo, salir de un entorno precario y porque tenía una fuerte convicción de que las Fuerzas Armadas son la mejor institución de este país. Ese oficial se casó, tiene ya un hijo y su primera misión fue en un batallón en Guerrero, donde pasó gran parte de su tiempo arriesgando la vida, cortando sembradíos de mariguana o de amapola. Ya le tocó algún enfrentamiento con narcotraficantes del que salió ileso. Como cadete, este oficial escuchó a Cienfuegos dar el discurso en su ceremonia de graduación, hablando sobre la misión de las Fuerzas Armadas, el amor a México y toda la doctrina castrense. Hoy ve incrédulo la detención de quien fuera su general secretario, al igual que los muchos oficiales, jefes y generales que cumplen su trabajo con honestidad y convicción.

En segundo lugar, la detención nos obliga a pensar en el tema de la soberanía del Estado mexicano. Por años, este concepto ha sido columna de la noción del Estado e implica que dentro del territorio nacional las autoridades electas por la ciudadanía mantengan independencia frente a otros Estados. Las acusaciones en contra de Cienfuegos fueron formuladas usando conversaciones en una BlackBerry. La capacidad de la inteligencia estadounidense para espiar a otros gobiernos es bien conocida y este caso desnuda esa obviedad: los estadounidenses pueden espiar hasta las conversaciones del presidente de México. Para un sector importante del país, esto es un duro golpe...

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