Guadalupe Loaeza/ Una caridad bien racista

AutorGuadalupe Loaeza

Para Carlos Martínez Assad

¿Cómo veían las "señoras bien" de los 50 a los indígenas mexicanos? ¿Sabían que había pueblos indios en México? ¿De qué manera los ayudaban? ¿Cómo se expresaban acerca de ellos?

Algo me dice que las señoras burguesas de hace 50 años eran mucho más racistas que ahora. Por lo menos, lo exteriorizaban más, sobre todo respecto a su servicio doméstico. No hay que olvidar que entonces las señoras de esa década no tenían muchas cosas que hacer y se pasaban la mayor parte de su tiempo en su casa verificando que todas las instrucciones que les habían dado a sus "criadas" se cumplieran al pie de la letra. He aquí tres situaciones entre la señora de la casa y sirvienta, en las que el racismo se manifestaba a pesar de que, se suponía, eran "patronas" que pertenecían a lo que llamaba el Duque de Otranto "Los trescientos y algunos más...". Como el mismo periodista las describía en sus crónicas sociales, "Fulana de tal es hija del señor X y de la señora doña tal y tal. De acuerdo y en conformidad con la educación esmeradísima que recibió de sus padres, consagra su actividad a las atenciones propias de su hogar y naturalmente de sus hijas. Ocupa un destacado lugar en sociedad por sus virtudes y caridad cristiana, colaborando en la Unión Femenina Católica Mexicana, organización femenina de Acción Católica...".

  1. - Si una de sus "criadas", por desgracia, rompía una de sus valiosas tacitas de porcelana del Viejo París, en ese mismo instante se olvidaba de sus buenos modales y a gritos le reclamaba lo que para ella había sido un verdadero crimen: "¡Eres una salvaje! Mira nada más lo que hiciste con tus manotas. ¿Qué no entiendes lo que vale esta taza del Vieux Paris? Claro, para ti ha de ser un tarrito de barro más. No me la vas a poder pagar ni en tres meses con tu sueldo. Nada más porque soy decente no te pongo de patitas en la calle. Ya vi que hay tres platos soperos despostillados. ¿Por qué no te fijas? No tienen remedio, ¿qué vamos a hacer con ustedes? Por eso viven como animales. ¿Qué no has aprendido nada en mi casa? Mira nada más qué greñas tienes. Y no me mires como animal. Eras una guarachuda cuando llegaste a mi casa. ¡Una trenzuda! Y yo que creía que ya te estabas haciendo gente. Habrás salido de tu ranchería pero la ranchería no ha salido de ti. Esta seguro te la descuento. Aunque te tardes cinco años en pagármela. Ay, mi tacita, mi tacita".

  2. - Si la "criada" decidía abandonar a la patrona por sus malos tratos, o bien...

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