Guadalupe Loaeza/ Un hombre de bien

AutorGuadalupe Loaeza

Samuel, a los 16 años, en lugar de ir a las tardeadas del Jockey Club como solían hacerlo muchos de sus amigos de su generación y de su medio social, se quedaba en casa leyendo El Capital de Carlos Marx. Qué tanto habrán influenciado estas lecturas al joven Samuel, que a Timoteo, el mozo de la familia, le decía muy quedito sin que nadie lo escuchara: "Oye, Tito, la Revolución todavía no se ha hecho, ¿eh? Los proletarios del mundo se deben unir. No podemos dejar las cosas como están". Samuel, a los 18 años, en lugar de ir a las posadas de Vanguardias del padre Pérez del Valle, en esa época prenavideña, visitaba a su maestro Horacio Flores de la Peña, el gran economista liberal de izquierda de entonces para hablar de política. Samuel, a los 20 años, se devoraba la obra de Keynes, en lugar de ir a la Reseña en el cine Roble, donde, probablemente, sabía que exhibirían una película de Ursula Andress. Samuel, a los 22 años, decide irse a estudiar a Harvard, donde es admitido gracias a sus promedios escolares (dicen que desde el kínder hasta que salió egresado de la UNAM siempre tuvo promedio de 9). En Harvard estudia la maestría y el doctorado en Derecho, convirtiéndose en el primer latinoamericano que obtiene el grado, con honores, de doctor en Ciencias Jurídicas. (Hasta la fecha lo siguen invitando para que imparta conferencias magistrales.) Samuel, a los 27 años, empieza a escribir en las páginas editoriales del periódico Excélsior de don Julio Scherer. Entonces, en el diario con más influencia en el país, escribían las plumas más prestigiosas de esos tiempos. Además de colaborar, semana a semana, como editorialista (cómo olvidar su magnífico texto en donde calificó al profesor Hank González como un ahorrativo profesor de primaria), su obsesión era hacer que el periódico lograra una total independencia. De ahí que se haya convertido en el director del Fideicomiso de Paseos de Taxqueña que constituía en un desarrollo inmobiliario, propiedad de la cooperativa de ese diario. Basta con leer el libro Los periodistas de Vicente Leñero, para descubrir el papel determinante que jugó Samuel para que el Excélsior de don Julio no cayera en manos del gobierno. Sin embargo, el poder presidencial autoritario y dominante se impuso con maniobras turbias y corruptas, utilizando a su entonces subdirector, Regino Díaz Redondo, uno de los actores más importantes con los que se tuvo que enfrentar Samuel. El 10 de junio de 1976 invadieron Paseos de Tasqueña...

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