Guadalupe Loaeza / El triste

AutorGuadalupe Loaeza

El avión del Ejército, un féretro de oro de 24 kilates; los restos que no aparecían por ninguna parte; los medios hermanos peleándose; la miseria económica de un ídolo y, sin embargo, el pleito de los hijos por una herencia que no existe; las intrigas de Sarita, la hija menor; las cenizas repartidas entre Miami y México; una despedida apoteósica en Bellas Artes con la Sinfónica Nacional y cuatro tenores y barítonos espléndidos; cadenas de televisión estadounidenses y mexicanas mostrando videos, simultáneamente, de la vida del cantante; el paso del cortejo de El Príncipe ante multitudes de fans que mostraban su foto, hechas un mar de lágrimas; la llegada de las cenizas y el coro de los vecinos de la colonia Clavería; la misa en la Basílica de la Virgen de Guadalupe y, por último, la llegada al Panteón Francés y el encuentro en la misma sepultura con la madre de un ídolo "inmortal". Todo esto sucedía ayer, mientras José José, dentro de su ataúd, lloraba su propia muerte, lloraba porque no sabía que era tan querido por el pueblo mexicano y lloraba porque todo el mundo creía en su voz, menos él.

Qué triste fue la vida de José José, lo fue desde que era muy niño y fue testigo de la muerte de su padre y su hermano a causa del alcohol, "una verdadera enfermedad que padecí, afectando a la familia y a los amigos". Para nadie era secreto su paso por Alcohólicos Anónimos. Dice Pável Granados que José José canta su destrucción continua. "Seguramente, en sus canciones hace gala de su falta de voluntad, se deja llevar por un torbellino, por el mar. Pero sobre todo, por la voluntad ajena. Eso, en realidad, es no aprender de nada, ni del amor, ni del sufrimiento. Es sólo dejarse llevar. Por ejemplo, por el éxito. Y hoy ha pasado a un sitio, el de la trascendencia, que es completamente ajeno al de la voluntad. Ya es patrimonio de la soledad de los solitarios, sitio en el que es invocado con frecuencia para oscurecer más las sombras de la perdición existencial" (Confabulario, El Universal).

Para entender mejor a José José habría que escuchar con atención la letra de sus canciones, las cuales, efectivamente, cantan su destrucción. Tanto los compositores como el propio intérprete sabían elegir muy bien el tipo de composiciones, siempre tristes, desoladas y muy melancólicas. El director de la Fonoteca afirma que su voz era "hipnótica como un torbellino de tristeza, en la...

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