Guillermo Vaidovits/ Cine desde la silla

AutorGuillermo Vaidovits

Crítico

La avenida se ve tétrica de noche. Los viejos árboles de las aceras alcanzan con su follaje las farolas, tapando buen número de ellas y creando zonas de sombra manchadas por lunares de luz. Las casonas, casi todas del siglo pasado, albergan oficinas y comercios que a esas horas de la noche ya habían cerrado. Dos niñas y un niño juegan correteando en una esquina. De pronto un ruido fuerte y ronco que reverbera por toda la calle corta su diversión. Las risas infantiles dan paso a las caritas de espanto. Otra vez se escucha el ruido, ahora es bajo, pero va aumentando poco a poco....

Algo como un zumbido interrumpe:

- Dziít, dziít, dziít, dziít..

Sobre el lado derecho de la calle aparece un recuadro que lleva el rostro de un joven,

- ¿Qué onda, Rober?- dice mirando al frente el joven del recuadro.

- Quihubo- contesta el aludido mientras opera el control remoto para encender las luces de la habitación.

- ¿Listo? Paso por ti en diez minutos- avisa el muchacho de la imagen.

- Sale.

El recuadro desaparece, y en la pantalla de la pared sólo queda la escena de la calle, detenida. Frente a la pantalla tendido en un sillón Roberto, un joven de unos 18 años, acompañado de su hermano menor. La puerta de la habitación se abre y mamá hace su aparición.

- Roberto, si vas a salir no quiero que Jaimito se quede viendo la versión dark.- ordena.

- Sorry, Vilos.- y mientras dice eso, acciona el control en sus manos. En la pantalla

aparece un menú que dice: versiones. Roberto indica la palabra "infantil"; y después "continuar". Con las luces de la habitación todavía encendidas las imágenes vuelven a tener acción. Ahora la cara de espanto de los niños de la película desaparece cuando se ve que entra un babeante perro San Bernardo y les da unos lengüetazos.

- Ay, mamá- replica el niño - Esto no tiene chiste.

Las salas de cine a las que fueron Roberto y sus amigos están en un centro comercial que ocupa el lugar en que funcionaba una vieja siderúrgica. En una de las galerías, 30 salas de cine forman parte de un centro de entretenimiento similar a los muchos otros que existen en la ciudad y el mundo. Las salas más pequeñas ofrecen el servicio de proyección a la carta, en donde se puede escoger lo que se quiere ver entre cerca de veinte mil películas de todos los tiempos y países; o se pueden pasar largas jornadas involucrado en un género que ya tiene algunos años que es combinación de cine y juego interactivo. Las salas más grandes han incorporado nuevos...

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