Entrevista/ Guillermo Sheridan/ Ante la duda, Sheridan
| Autor | Sergio González Rodríguez |
Lugar a Dudas " resume la inmediatez de nuestra vida cotidiana a partir de una perspectiva más irónica que humorística, diría yo, y una enorme agudeza.
¿De dónde sale esta vertiente intelectual? No sé si sea una vertiente, yo querría pensar que se trata de un hábito, inclusive de algún tipo de perversión, ¿no? ¿Tus crónicas son una forma de defensa contra la realidad? Me imagino que no sería muy difícil leer este libro así, o como una colección de artículos redactados por un neurótico que se siente sumamente frágil, amenazado por una serie de actitudes y de comportamientos incomprensibles y atroces, difíciles de sobrellevar, y que hay una reacción más o menos defensiva para tratar de entender eso, y al entenderlo, de acotarlo y desarmarlo, de quitarle alguna parte letal para amainar sus consecuencias. No sé si se trate de un comportamiento intelectual, o de una manera de reaccionar y comportarse ante la realidad, y que no tendría más objetivo que ése. Entiendo que escribir es ya una forma de crítica de la realidad, y que en este caso mi crítica apela a ciertos recursos, como la sorpresa ante el horror, el escándalo ante la tontería ambiental o ante una serie de cosas que he visto en los ámbitos en los que me he movido y desde luego ante mí mismo, porque . el a la tradición de la ironía aspiro a ser la primera víctima de mi trabajo.
La descripción tan cruda que haces del País, ¿sólo sería registrable mediante la ironía, el sarcasmo, la caricatura extrema? Creo que sí hay una actitud caricaturesca y una manera mental de proceder más interesada en detectar el sin sentido, la tontería y todas estas cosas y convertirlas en caricatura. En ese sentido hay una larga tradición literaria, y la estupidez es una fuente de conocimiento inagotable. La capacidad para la tontería y la estupidez puede ser infinita, sorprendente y, desde luego, muchas veces desplaza en volumen y en hondura a aquellas producciones que están más atentas a la inteligencia o al rigor.
La materia de la vida cotidiana está tejida con el hilo de la tontería. La estupidez es sumamente proteica, adquiere miles de formas inusitadas y es un espectáculo fascinante. Me imagino que lo que yo hago es tener o padecer cierta sensibilidad para esta clase de cosas, y de ahí viene mi necesidad de desmontarlas adecuadamente, de entender de qué están hechas, de fijarse en el lenguaje, en la forma en que la tontería o el absurdo se van produciendo y convirtiendo en una especie de discurso-ambiente...
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