Guillermo Velasco Barrera / Ejemplaridad política

AutorGuillermo Velasco Barrera

La imagen que circuló en redes sociales el pasado fin de semana, y que obligó al presidente municipal de Guadalajara a fijar públicamente postura en torno a su situación conyugal, acompañará a partir de ahora a Enrique Alfaro en la carrera a la gubernatura, a pesar de su exigencia legítima de que se respete su vida privada.

Hay que decir, como punto de partida, que la referida imagen es consecuencia del espionaje permanente de las actividades de Alfaro, que podría estar a cargo del Gobierno del Estado, pero no necesariamente, pues en otros ámbitos políticos existe igualmente interés en frenar la carrera política del líder máximo del partido naranja.

No es ni será la primera vez que, consecuencia del espionaje o de la simple grabación de una "cámara indiscreta" desde un teléfono celular, los ciudadanos nos enteramos de circunstancias de toda índole vinculadas a la vida de los políticos: actos de corrupción, alianzas inconfesables, negocios millonarios, relaciones extramaritales u otra clase de escándalos.

Enrique Alfaro hizo público un aspecto de su vida privada porque alguien más se anticipó a filtrar una imagen que lo compromete, y sabedor del impacto que lo anterior puede tener en su carrera política, buscó encuadrar de la forma más positiva posible la situación y "matar" el tema, advirtiendo que sería la última vez que hablaría al respecto.

Tiene razón Alfaro en exigir el derecho a su vida privada, es un derecho que tenemos todos los ciudadanos, incluso los que se desempeñan en cargos públicos, pero lo anterior admite algunos matices que vale la pena considerar. El Profesor de Harvard, Dennis Thompson, en su libro Political Ethics and Public Office (1987) señala lo siguiente: "la interferencia de la actividad privada en el cumplimiento de sus deberes públicos es uno de los límites al derecho a la intimidad de los políticos".

Lo más evidente a este respecto sería el uso del dinero público por parte de un político para su ocio personal, ya sea que éste consista en organizar fiestas descomunales, orgías o viajes de placer con el pretexto de cumplir tareas de gobierno. Lo que tendría interés público en estas circunstancias no serían los usos y costumbres del gobernante, sino la...

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