Guillermo Velasco Barrera / Límites de la propaganda

AutorGuillermo Velasco Barrera

Hace tres semanas el gobernador de Jalisco advirtió que podría haber un "parón" de la actividad económica si la tasa de contagios por el Covid-19 llegaba a una incidencia semanal de 400 o más casos por cada millón de habitantes, o si la saturación hospitalaria llegaba al 50%. El símbolo comunicacional de esta advertencia fue el mentado botón de emergencia, que desde que fue anunciado nos tiene a todos en vilo.

El gobernador no se limitó a comunicar esta drástica medida en un video, sino que la publicó como decreto en el Periódico Oficial de Jalisco el pasado 9 de julio, es decir, quedó plasmado con toda la formalidad institucional el camino que tomaría Enrique Alfaro ante la emergencia de salud en la que estamos inmersos.

El destino nos alcanzó, pues la variable de incidencia de contagios superó el límite establecido, lo que implicaría que el gobernador oprimiera el botón rojo tal y como lo había advertido. Se especulaba que el día de ayer se anunciaría el "parón"; no fue así, sino que seguirán las consultas con la Mesas de Salud y de Reactivación Económica.

El tema es que la estrategia del botón de emergencia no obedece ni a un criterio de salud ni económico, sino a un enfoque propagandístico para intentar incrementar la popularidad del gobernador de Jalisco, en medio de una coyuntura muy incierta para todos. Meses atrás, Enrique Alfaro le ganó la jugada al gobierno federal al adelantarse en detener la actividad y enviar a los ciudadanos a su casa, la realidad hoy día es mucho más compleja.

Es cierto que los contagios van en aumento, lo mismo que el número de personas fallecidas, pero también es cierto que la economía ha entrado en una ruta de asfixia preocupante que vendrá aparejada de graves problemas sociales. Por otro lado, en el tema de salud no se perfila un mejor escenario para los siguientes meses, por lo que "cerrar la cortina" 14 días, a pesar de contener los contagios, si lo anterior se logra, no significaría resolver el problema.

Pero en cambio, detener la actividad económica, aunque se pretende vender como una medida drásticamente responsable, tendrá consecuencias graves para muchas empresas, y, por lo tanto, para trabajadores que perderán su empleo...

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