Guillermo Velasco Barrera / Nueva religión política

AutorGuillermo Velasco Barrera

Cada mañana el Presidente López Obrador acude puntual a la conferencia de prensa mañanera, más a pontificar que a informar, a denostar a sus críticos, a suscitar agitación y polarización, y a pretender gobernar desde el discurso. Mientras tanto sus colaboradores que lo acompañan cada mañana miran al suelo, lucen cansados, y exponen sus temas como alumnos ante su profesor, muchas veces sin parecer convencidos de lo que plantean.

Y en esta rutina propagandística, en donde todo gira en torno al Presidente de México, éste sigue en la línea discursiva que tenía desde la campaña, en el sentido de terminar con la corrupción, fenómeno que en su lógica se acabará porque en su gobierno se dejará de robar, los funcionarios de su Administración serán por decreto buenas personas y la sociedad vivirá también una transformación, iluminada por una Constitución Moral que marcará un antes y un después en la historia de este País.

En torno a la crisis por el desabasto de combustible, el dogmatismo del Presidente se ha mostrado en todo su esplendor: pide a la población que resista y que sea comprensiva para apoyar su estrategia para acabar con el robo de gasolina, que mantenga la serenidad y que no se deje llevar por información alarmista.

Se jacta de que en unos cuantos días se ha disminuido de forma muy importante el robo de gasolina, y sin dar siquiera un estimado de cuándo se regularizará el abasto de combustible, critica a todo aquel que cuestiona su estrategia. Su discurso plantea una dicotomía inadmisible, en la que todo aquel que muestra su queja e indignación por la situación que se está viviendo, estaría avalando el robo de combustible.

Ha dividido a los medios de comunicación entre buenos y malos, objetivos y tendenciosos, serios y amarillistas. Se ha referido incluso a "medios adversarios", expresión realmente preocupante y no compatible con el contexto de una sociedad democrática. Para el Presidente, los medios que cumplen adecuadamente con su trabajo son aquellos que replican sin modificación y cuestionamiento alguno su mensaje mañanero.

En el tema en cuestión, como en casi todos los temas, el que lleva la voz cantante es el Presidente. Las voces supuestamente expertas en la política energética han brillado por su ausencia, comenzando por la propia Secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien ha sido incapaz dar una explicación amplia e integral de lo que está pasando y se ha limitado a repetir la narrativa de su jefe.

El descontento...

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