Guillermo Velasco / Cadena perpetua

AutorGuillermo Velasco

En días pasados el Gobernador de Jalisco, Aristóteles Sandoval, publicó en su cuenta de Twitter que su Gobierno presentará una iniciativa para modificar el Código Penal de nuestro Estado, a efecto de incrementar las penas a algunos delitos, incluida la cadena perpetua a quienes cometan feminicidios, parricidios y homicidios contra policías.

El referido anuncio tiene varios ángulos de interés que no se pueden pasar por alto. En primer lugar, llama la atención que la comunicación de una reforma que tendría tantas implicaciones para la aplicación de la justicia se haga en redes sociales, privilegiando a todas luces el objetivo propagandístico de la medida, más que la solidez y viabilidad jurídica, económica y social de ésta.

La propuesta del Gobernador es una estrategia de comunicación. Es una idea fraguada por sus publicistas, no por un equipo jurídico, y no se aprecia un análisis profundo de las dimensiones de la modalidad de la cadena perpetua para cierto tipo de delitos. ¿Qué efecto busca entonces conseguir el Gobierno con su anuncio de castigar con más severidad a quienes delinquen?

Por un lado, pretende seguir marcando diferencias con la Administración anterior. Generar la percepción de que tras el regreso del PRI al poder se actuará de forma más enérgica contra los asesinos. Adicionalmente, la propuesta contempla más dureza contra el que comete feminicidio, lo anterior sin duda como un guiño al mercado de votos femenino y más aún a los promotores del feminismo, pues si bien es tan lamentable el homicidio de un hombre como el de una mujer, tiene mayor impacto mediático proponer mayores castigos para quienes atentan contra la vida de las mujeres.

El tuit del Gobernador me recuerda el pronunciamiento que hizo en el año 2008, a favor de la pena de muerte, Humberto Moreira Valdés, quien gobernaba entonces el Estado de Coahuila. El priista pedía la pena máxima para los secuestradores que asesinaban a sus víctimas. La propuesta de Moreira generó un amplio debate y polarizó a la opinión pública, no sólo en su Estado sino en todo el país.

En el marco de esa polémica, tuve oportunidad de conversar con un asesor de quien luego fuera dirigente del PRI, sobre la medida que impulsaba su jefe. Le dije que parecía inviable que el Congreso aceptará en México la pena capital, incluso para los que cometen las peores atrocidades. Me dijo que estaba de acuerdo conmigo y que el entonces Gobernador de Coahuila impulsaba esta iniciativa a...

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