Herbert Taylor/ Fox y Labastida empatados

AutorHerbert Taylor

Las campañas electorales están siempre acompañadas de las encuestas, los equipos de cada candidato analizan continuamente los estudios de opinión que de manera privada realizan las empresas contratadas por ellos, también analizan las que se publican en diferentes medios de comunicación, hacen sus comparativos y finalmente toman decisiones. Pero las encuestas tienen también otra función: los ciudadanos pueden ver cómo se está comportando la intención de voto durante las contiendas y pueden saber cuál de los candidatos empieza a despuntar y cuál se va quedando en la cola.

Las encuestas del año pasado, en particular durante y después del proceso interno del PRI, nos mostraron cómo el sistema intentó presentar a un candidato fuerte para la Presidencia de la República. El PRI quería, más que seleccionar a un candidato con el voto de los ciudadanos, presentar un candidato ciudadanizado, quería que su contienda interna fuera algo así como la verdadera elección presidencial, y que la elección constitucional, la del 2 de julio del 2000, fuera sólo de trámite porque los mexicanos ya habían seleccionado a su Presidente en su proceso interno; quería que los mexicanos diéramos por descontado todo lo que después de ellos vendría; quería presentarse como el inicio y fin de toda la vida democrática y política de la Nación. Recordemos cómo llegaron incluso al extremo de afirmar, en sus anuncios de campaña, que el nuevo Milenio daba inicio el día de su elección, el 7 de noviembre pasado. En esos días, las encuestas daban una ventaja en la intención de voto a Labastida de entre 12 y 22 puntos porcentuales, dependiendo de la encuesta que se estuviera analizando. Lo que era verdad es que en ese momento el candidato del PRI se presentaba con una amplia distancia entre él y su más cercano perseguidor que era Vicente Fox; se estaba viviendo, en esos días de noviembre pasado, "la burbuja" de las elecciones internas del PRI.

¿Cuánto durará esa burbuja y esa distancia? Era la pregunta de los politólogos y los analistas. Los que simpatizan con el PRI decían que la distancia era irreversible; los más serios consideraban que, como toda burbuja, debería tener su tiempo de clímax y después iniciar su caída. Para mediados de diciembre, la distancia que existía entre el candidato del PRI y el del PAN se empezaba a recortar drásticamente. Según las encuestas, la distancia fluctuaba entre 12 y 4 puntos porcentuales, esto es, que Labastida se encontraba en una intención de...

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