Hereda Gusmeri estética en mármol

AutorAlejandro Alvarado

¿Quién fue Vicente Gusmeri? Pocos sabrían contestar.

Es más, cuando se habla del Monumento a la Independencia, erguido desde hace 100 años en Guadalajara y que ahora se empieza a restaurar, sólo se menciona a dos de los responsables, los ingenieros Alberto Robles Gil y Eulalio González del Campo, pero no al autor de las esculturas en mármol que lo decoran, precisamente del artista Gusmeri (Italia, 1866-1938, México).

Ahora, su nieta Carmen Gerini Gusmeri se encarga de sacar de las sombras a este escultor que no sólo dejó obras en este monumento, sino también en el Expiatorio, el Templo de la Merced, el de San Sebastián de Analco y también en el Panteón de Mezquitán, en donde el 80 por ciento de piezas en mármol son de él.

"Dicen conocedores (de su obra) que vino a embellecer la Ciudad", asegura Carmen, hija de Eleonora Gusmeri de Gerini, la única descendiente de este escultor que provino de una familia de artistas y que estudió y se especializó en escultura, en Roma.

La investigadora Helia García Pérez, autora del libro El Escultor de las Luces y las Sombras, dedicado a la vida y obra de Gusmeri, señala que aún no se puede saber con exactitud cuántas obras del italiano hay en la Ciudad.

Y es que no existe un registro y, además, el artista no acostumbraba firmar todas sus piezas, de modo que aún se siguen descubriendo.

"Son un patrimonio, son obras de inicios del siglo 20, tienen esa tendencia de lo clásico que ya no hay", agrega.

Sobre su "nono", como se dice en Italia al abuelo, Carmen sabe lo que se ha contado de generación en generación, ahora ella está preocupada por no dejar morir el recuerdo sobre él, de quien las instituciones de Gobierno han omitido su nombre, dice.

Gusmeri dejó el país de la bota a sus 23 años de edad. En barco llegó hasta América, tocando las tierras brasileñas de donde partió hasta el Puerto de Veracruz con el fin de llegar a Jalisco, cuyos pobladores tenían la fama de ser buenos compradores de piezas de arte, relata su nieta.

Por curiosidades de la vida, continua Carmen, justo en Guadalajara, el escultor conoció a quien fue su esposa, Luisa Morandini, una italiana de Trento, ciudad ubicada a media hora de distancia de su natal Brescia, sin embargo, se vinieron a conocer y a enamorar hasta el otro lado del charco.

"Aquí empezó y puso su taller en la calle de Mezquitán; todo esto que platico, lo contó mi mamá, Eleonora; (mi nono) se asoció con el señor Bricio, y pusieron un taller de 80 empleados, después se casó...

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