Historia inspiradora
Autor | Stephanie Quiles |
Originario de Buenavista Tomatlán, en Michoacán, Édgar Torres tuvo que salir a los ocho años de edad con destino a Estados Unidos, sin papeles, para seguir a sus padres.
Cambria, en California, sería su nueva casa a partir de 1988. Allá no podía vender pan ni paletas, como en México, así es que entró a la escuela. Mientras crecía, su madre abogaba por los estudios, pero su papá quería que empezara a trabajar.
A los 18 años, después de terminar high school y entrar a college, pensaba que la psicología sería la carrera a continuar, pero al no tener papeles legales para su estancia en el país sabía que al recibirse no podría ejercer.
De los ahorros que juntó al trabajar en restaurantes y como capitán de meseros en fiestas de los 14 a los 21 años, y luego de que en uno de los recintos donde colaboraba, Cavalier, le diera la oportunidad de probar la cocina y el vino y comenzar a entrenar su paladar, decidió seguir la ruta del elíxir de uva como oficio.
"Cuando tenía 21 años me empujaron a Paso Robles, California, que ahora es como el nuevo Napa. Empecé a relacionarme con gente que hacía sus vinos, me enseñaron a hacerlos y con los ahorros hice cuatro barricas de Garnacha, ya tenía 24 años de edad.
"Decidí esa uva y nombrarla tal cual por dos cosas, primero porque mi apellido es de España y allá a la uva le llaman Garnacha, mientras que en Estados Unidos Grenache, y porque no quería competir con los del pueblo. Luego adapté Tempranillo, Albariño, Torrontés, y seguí con el corte español; trabajé en la industria tres años y al sentirme más seguro, en 2007, me senté e hice el plan de Bodega de Édgar", explica Torres, de 38 años de edad.
Había contribuido con Hug Cellars, se desprendió para emprender y le llamaron para ofrecerle la venta de su inventario y nombre. De esta forma Édgar vio la posibilidad de tener dos proyectos, el de uvas españolas y con Hug seguir la línea original, francesa, con Chardonnay, Pinot Noir y Syrah, por ejemplo.
Si bien mucho de su aprendizaje ha sido empírico, también entró a cursos para saber sobre viticultura y enología, pues no cuenta con viñedo propio, sino que lo renta y lo cuida a su gusto. Así se convirtió en enólogo de sus bodegas.
El terruño
Paso Robles está justo entre las ciudades de San Francisco y Los Ángeles, a unas 30 millas de la costa del Pacífico, por lo que tiene influencia con un poco de frío, pero el valle puede tener cambios de temperatura de 4 a 38 °C en un mismo día, explica Édgar Robles.
"La...
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