Historias de juventud y época

The Economist

Es una historia tan vieja como cuando un muchacho conoce a una muchacha... quienes se convierten en hombre y mujer... quienes (ya sea antes o después de ese paso hacia la edad adulta) se convierten en padre y madre... quienes envejecen... y quienes cada vez están más confundidos, o hasta resentidos, por el comportamiento de la generación más joven.

Sin embargo, esa historia, explorada de distintas formas, directas o indirectas, grandes o pequeñas, trae consigo nuevos giros que surgen de la ciencia, la economía y la sociedad, y que por lo general figuran después en ese eterno reflejo del poder y el cambio: la política. En el Siglo 21, el conflicto o contraste entre la juventud y la época sería uno de los temas característicos.

Esta es una afirmación más bien audaz en el siglo que inicia. De hecho, los temas característicos de los próximos 100 años no pueden definirse aún, más de lo que pudieron ser esbozados sin riesgo los del Siglo 20 en 1900. Y vale la pena recordar que hasta en ese tiempo una cosa era evidente, o debió haberlo sido: que el cambio industrial y social en los países desarrollados estaba desplazando a millones de personas hacia las ciudades y las fábricas.

Las consecuencias económicas y políticas de eso eran impredecibles, pero el surgimiento de las clases urbanas trabajadoras demostró, de hecho, ser uno de los temas característicos del siglo.

¿Joven iracundo o viejo juvenil?

Los cambios de la juventud y la época están empujando en toda clase de direcciones. La dificultad yace en equilibrar esas tendencias una contra otra.

Primero, la ciencia, combinada con una mejor alimentación que viene con la riqueza, está haciendo que casi todo el mundo, fuera de las áreas afectadas por el sida del Africa subsahariano, viva más. Con cada década que aumente la edad de defunción y decline la tasa de fertilidad (en gran medida por razones sociales y económicas, aunadas a la tecnología), las poblaciones de los países desarrollados tenderán a ser cada vez más viejas.

De aquí la preocupación de que los países ricos tendrán para el 2025, aproximadamente, muy pocos jóvenes y demasiados viejos. Esos países estarán divididos entre contribuyentes y consumidores-beneficiarios, como ya empiezan a dividirse entre los que tienen hijos (quienes consumen los servicios públicos y hacen mucho ruido) y el creciente número de quienes no los tienen (aquellos que piensan que pagan los servicios y soportan el ruido).

Aun en los países en...

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