Cinexcepción/ El hombre de la cámara

AutorHugo Hernández

1a Parte

Afirmar que la fotografía es la imagen (en su amplio sentido) de una película es acaso más una exageración que una perogrullada. Generalmente el espectador sale de la sala más "impresionado" con la historia y sus efectos, sin embargo el trabajo visual es el artífice que construye palmo a palmo la experiencia estética, principalmente durante la proyección: en la memoria quedarán acaso las vivencias de los personajes, las vueltas de la trama, siempre susceptibles de ser verbalizadas, pero en el ánimo permanecerá impreso el caudal de imágenes, su indescriptible pero emocional fuerza. Es aquí donde el papel de la fotografía y el consecuente desempeño del cinefotógrafo es fundamental. La denominación misma del rol es reveladora de su importancia: en inglés su labor queda bajo el superlativo título de "Cinematógrafo" (Cinematographer); en francés puede aparecer en créditos como responsable de la "Imagen" (Image), lo que enfatiza los alcances artísticos, o como "Jefe operador" (Chef opérateur), lo que resalta las funciones técnicas; en español adquiere notable jerarquía al ser "Director de fotografía".

Cuando se elogia la fotografía de una película se hace generalmente porque su calidad estética es "visiblemente" sobresaliente. Si en pantalla hay grandes paisajes, coloridos crepúsculos y tonos cálidos, el espectador no podrá menos que afirmar que la foto es buena, muy buena o incluso excelente. Pero ¡cuidado! Si sobresale es, frecuentemente, por sí misma y no por el servicio que presta a la película. Las imágenes se ven "bonitas", poseen belleza inherente, qué bueno: siempre es grato al ojo un banquetazo. Pero, ¿es congruente con lo que el realizador propone en pantalla a través de la puesta en cámara, el montaje, el juego actoral, el sonido? Me temo que no siempre; es más, es menos frecuente de lo que uno supondría.

Vittorio Storaro, colaborador de cabecera de Bernardo Bertolucci y modelo de gente como Darius Khondji y Emmanuel Lubezki, deja su huella en cada proyecto al que se suma: él siempre hace su foto, aun a pesar de que no sea necesariamente lo más conveniente para la obra. Si su desempeño es notable en Apocalypse Now (1979) y en general en sus trabajos con Coppola (seguramente el cineasta calma los ánimos de protagonismo del hombre de la cámara), en El Cielo Protector (The...

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