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Hugo Hernández / Transformers recargado

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Vincent
AutorHugo Hernández

Si con algunas películas es mejor no tener expectativas para no sufrir decepciones, con otras resulta inevitable tenerlas, confirmarlas y no sufrir decepción alguna. Es el caso de Transformers 3: El lado oscuro de la luna (2011), la más reciente -que no nueva- entrega de Michael Bay.

Y es que por más que uno llegue desprejuiciado a ver la película, es difícil encontrar algo verdaderamente nuevo y sorprendente, ya no digamos ligeramente sustancioso.

Según nos cuentan el argumento, el apuro de la NASA por llegar primero que nadie a la Luna no era para comprobar si es de queso, sino porque observaron que por allá cayó un artefacto extraterrestre. Sabremos que es una nave que salió de Cybertron, planeta Transformer en el que tenían una guerra autobots y decepticons. Ahora la lucha entre estos dos tiene lugar en la Tierra, y en juego está lo que ocultaba la Luna.

Y, para no variar, nuestro maltratado planeta y sus maltratadores pobladores están en peligro. Pero Sam Witwicky (Shia Labeouf), que sufre para obtener un empleo y amarrar a su chica, y el ejército estadounidense según Hollywood -y los autobots, claro- una vez más harán lo correcto.

Bay lleva al exceso el librito de la secuela, que manda ofrecer más de lo que ya ha probado ser exitoso. Así, va más lejos que las entregas anteriores y nos endilga largas -y la última larguísima- secuencias bélicas, a menudo confusas (entre tanto golpe, tanto balazo y tanta chatarra uno ya no sabe quién le pega a quién).

En la ruta se olvida de ofrecer rebotes que le den sentido a tanta pelea: y es que por más que Bay emule a Spider-Man -y ahora le toque a su héroe sentar cabeza...

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