... Y para los huicholes la Navidad es un día como cualquier otro

GUADALUPE OCOTAN, Nayarit.- Cande dice que si su mamá festejara la Navidad, lo que más le gustaría sería que su hermanito Nico rompiera una piñata dorada de siete picos.

La fecha religiosa es un día que fluye como cualquier otro en las comunidades huicholas, como la que habita en Guadalupe Ocotán; el día no se compara con la alegría que surge por Semana Santa o el día de la Virgen de Guadalupe.

Diciembre llega y todos quieren festejarle el novenario a su Patrona; después de eso, ya ninguna fecha importa, todo es extremadamente tranquilo.

Cande tiene 10 años, es de las pequeñas de una familia de más de 12 integrantes, además de los parientes que constantemente llegan a vivir de paso en su pequeña choza, la cual se encuentra a las afueras del pueblo y sólo está protegida por barro y palmilla.

Su abuela, Petra, recuerda que antes ni siquiera sabían qué se festejaba en la Navidad.

Es la Comunidad Franciscana de la región la que ha motivado a los indígenas para que convivan en posadas, les reparten dulces y los invitan a rezar y festejar el nacimiento del Niño Dios.

"Allá abajo, el padre da dulces y rompen piñatas; nosotros no, aquí nos quedamos a dormir", dice Petra, mientras resbala en su cabellera un peine en busca de piojos.

Esperanza es la madre de Cande, ella asegura que siempre está buscando ganar dinero para comprarles algo especial a sus niños ese día, a veces son unos churritos y otras veces ropa que le regalan.

A veces vende accesorios decorados con chaquira y los días de fiesta tamales y atole.

A Cande no parece importarle que ya a sus amigas de la primaria les comiencen a regalar juguetes, ella actúa y piensa como un adulto...

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